Huelva

Doñana, un espacio protegido que crece

Humedales de Doñana
Humedales de Doñanalarazon

El afán por conservar los valores únicos que encierra el Espacio Natural de Doñana hace que este lugar, Patrimonio de la Humanidad, no permanezca estático, sino que continúe creciendo, incrementando su superficie protegida que pronto superará las 128.000 hectáreas gracias a una nueva ampliación. Un aumento que se hará efectivo en cuanto el Gobierno andaluz apruebe el decreto por el que se amplía el ámbito territorial del parque natural en 14.000 hectáreas, que recibió el pasado viernes el visto bueno del Consejo de Participación de Doñana.

Este incremento de la superficie protegida, según información de la Consejería, supone la incorporación de montes públicos de la Junta de Andalucía, que comprenden terrenos pertenecientes a los términos municipales de Almonte, Lucena del Puerto, Moguer y Bonares, ubicados en la zona del Albalario, en la cabecera de la Rocina (Huelva) y en el tramo occidental del parque natural.

Su inclusión, al abarca a la práctica totalidad de los cauces que vierten sus aguas al arroyo de la Rocina, garantiza una gestión integral y coherente para todo el complejo palustre del Abalario, las escorrentías de Ribetehilo hacia la cuenca de la Rocina, los cauces vertientes y la propia Rocina.

Por otra parte, también se suman zonas con las que se garantiza la conservación de lugares más delicados que actúan de borde o área de transición con las parcelas agrícolas.

La nueva ampliación, que en superficie es mayor que muchos de los espacios naturales existentes en Andalucía, supone incrementar el espacio protegido de Doñana el 18 por ciento, hasta superar las 128.000 hectáreas, de las que 4.828,2 corresponden al ámbito marino.

Un suelo en el que priman las marismas y humedales, vinculadas a los principales tributarios del río Guadalquivir en su desembocadura, como el Caño de Madre de las Marismas, el de Guadiamar y el Brazo de la Torre, al copar el 32 por ciento del mismo, según el análisis de los usos que se hace en el nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Espacio Natural Doñana, también avalado ya por el Consejo de Participación, al que ha tenido acceso Efe.

Unas marismas y zonas húmedas que han permitido que los asentamientos poblacionales no existan configurando un ecosistema único en Europa desde el punto de vista de su riqueza biológica; además, en su ámbito la actividad humana viene determinada por sus características de aislamiento y marginalidad.

Al 32 % de suelo marismeño se adhieren las masas forestales arboladas que ocupan más del 27 % y que están conformadas, mayoritariamente, por pinares y su vegetación arbustiva asociada (lentisco y sabina, principalmente); y el matorral que alcanza casi el 20 % del área protegida y allí donde se localiza actúa como zona de transición entre las superficies eminentemente forestales y las marismas.

Los pastizales, pastizales arbolados y dehesas presentes, por su parte, suponen apenas el 4 por ciento y se distribuyen de forma dispersa entre las principales masas forestales.

Por lo que respecta a los usos agrícolas, suponen aproximadamente el 7 % y se sitúan, principalmente, próximos a los límites del área protegida y las salinas y cultivos acuícolas superan escasamente el 4% y se concentran en ambas márgenes de la desembocadura del Guadalquivir, próximas a la población de Sánlucar de Barrameda.

Las playas, sistemas dunares y arenales representan casi el 3 % y los sistemas fluviales suponen algo más del 2 % y tienen representación en la desembocadura del Guadalquivir, arroyo de la Rocina, Brazo de la Torre y caño de Guadiamar.

Todos estos usos, su suma, conforman lo que es el Espacio Natural de Doñana, un lugar que crece y que lo hace "cada vez mejor", según ha apuntado el presidente del Consejo de Participación, Miguel Delibes, en armonía con su entorno y sabedor de la necesidad de estas ampliaciones para asegurarse un futuro cada vez más largo.

EFE