Ciencias naturales

Las mantarrayas, una especie depredadora en el océano profundo

Hasta ahora se pensaba que se alimentaban de zoopláncton en aguas superficiales

Imagen de una mantarraya
Imagen de una mantarrayalarazon

Un equipo de investigadores ha descubierto que las mantarrayas o mantas gigantes son animales depredadores en los océanos profundos, ya que anteriormente se sabía que se alimentan de zoopláncton cerca de la superficie marina.

Un equipo de investigadores ha descubierto que las mantarrayas o mantas gigantes son animales depredadores en los océanos profundos, ya que anteriormente se sabía que se alimentan de zoopláncton cerca de la superficie marina. El estudio fue realizado por la Universidad de Queensland (Australia) y la Fundación Megafauna Marina y el Proyecto Mantas Ecuador (ambos, de este país sudamericano), y ha sido publicado en la revista ‘Royan Society Open Science Journal’.

La mantarraya (‘Manta birostris’) es uno de los animales icónicos del mundo marino, pero poco se sabía sobre sus hábitos alimenticios, según Katherine Burgess, doctoranda de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Queensland, quien añade: “El conocimiento previo de la dieta de la manta gigante se basó en observaciones de actividad alimentaria con zoopláncton en aguas superficiales en un montón de sitios bien conocidos”.

Burgess indica que “las mantas gigantes se encuentran en aguas tropicales y templadas en todo el mundo, y pueden llegar a medir hasta siete metros de diámetro y pesar hasta 1.350 kilos, aunque su tamaño medio es de cuatro a cinco metros”.

El estudio comenzó en 2010 y se centró en la Isla de la Plata (Ecuador), que estacionalmente acoge la población mundial más grande de manta gigante, que figura como ‘vulnerable’ en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) porque su cantidad de ejemplares ha disminuido drásticamente en las dos últimas décadas debido a la sobrepesca.

Burgess subraya que los investigadores normalmente evalúan el contenido del estómago para determinar la dieta de un animal, pero ese procedimiento potencialmente angustioso o letal no era apropiado con una especie vulnerable. “Hemos estudiado la dieta de las mantas gigantes utilizando pruebas bioquímicas, como el análisis de isótopos estables, que funcionan con el paradigma ‘tú eres lo que comes’”, indicó.

La investigadora señala que “estas pruebas pueden determinar qué han estado comiendo los animales examinando un trozo de tejido de una biopsia muscular de un animal de nado libre” y recalca que el estudio sugiere que la mayoría de las mantarrayas buscaban fuentes de alimento en las aguas profundas en lugar del zoopláncton superficial.

Anthony Richardson, científico de la Facultad de Matemáticas y Física de la Universidad de Queensland y de la División de Océanos y Atmósfera del CSIRO (Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth, de Australia), apunta que la investigación encontró que un promedio del 27% de la dieta de las mantarrayas proviene del zoopláncton y el 73% restante de fuentes mesopelágicas, incluyendo peces de 200 a 1.000 metros por debajo de la superficie del océano.

“El océano profundo es la próxima frontera para las pesquerías oceánicas abiertas y sólo estamos dándonos cuenta de la potencial dependencia de esta zona por la ‘megafauna’ marina amenazada”, concluye Richardson.

Servimedia