Nueva Orleans

Las tortugas también sufren «el mal del buceador»

Las protocolos para la conservación de las tortugas recomiendan a los pescadores que las devuelvan al mar cuanto antes si las atrapan en sus redes, pero un estudio acaba de revelar que eso no asegura necesariamente su supervivencia, porque estos animales también sufren descompresión. Un trabajo del Oceanogràfic de Valencia, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), el Instituto Oceanográfico Woods Hole de EEUU y la Sociedad Zoológica de Londres ha diagnosticado por primera vez la enfermedad descompresiva -también conocida como "el mal del buceador"- en un vertebrado marino que respira aire: la tortuga boba (Caretta caretta), una especie en peligro de extinción.

Los investigadores analizaron los casos de 67 tortugas capturadas por redes de pesca en la costa mediterránea española a profundidades de 10 a 75 metros, 59 de las cuales fueron recuperadas vivas.

Sus estudios han demostrado que, al ser arrastradas precipitadamente a la superficie por los aparejos de pesca, las tortugas sufren el mismo problema de descompresión que un buceador y que, incluso, se les puede administrar el mismo tratamiento.

De hecho, el Oceanogràfic de Valencia trató con éxito en una cámara hiperbárica a dos de ellas, que se recuperaron y fueron liberadas después en buen estado de salud en el Mediterráneo.

En un comunicado, el director del Instituto de Sanidad Animal de la UPGC, Antonio Fernández, uno de los autores del trabajo, explica que este descubrimiento puede resultar importante para la conservación de las tortugas marinas, porque revela que muchos de los casos de muerte de ejemplares atrapados en artes de pesca pueden deberse a la formación de burbujas en sangre por descompresión.

Los responsables del estudio creen que su hallazgo puede ser "aplicable a gran escala"y que ayudará a diagnosticar mejor los problemas que sufren estos animales cuando llegan a un centro de recuperación de fauna, así como a determinar cuál es el tratamiento más adecuado para conseguir que sobrevivan y regresen al mar.

La ULPGC recuerda que seis de las siete especies de tortugas marinas conocidas están en peligro de extinción y que este tipo de animales están en clara regresión en mares como el Mediterráneo.

La importancia de este trabajo, que publica la revista "Enfermedades de organismos acuáticos", ha sido reconocida por el primer premio del Congreso Mundial de Biología y Conservación de Tortugas Marinas que se ha celebrado en Nueva Orleans (EEUU).