El otro Benidorm

Sus playas le han dado fama internacional y han conseguido que desde hace más de 50 años Benidorm esté situado en el mapa vacacional de millones de personas. De hecho sus dos playas urbanas están consideradas las mejores del Mediterráneo y sus tres calas pintorescas, el contrapunto perfecto. Además su skyline único, fotografiado desde mil perspectivas y reconocible desde mucho antes de llegar a su termino municipal, le ha valido el calificativo del Manhattan del Mediterráneo.

Pero en Benidorm hay mucho por descubrir y, sobre todo, experiencia que vivir, tantas como visitantes. Por que hay un Benidorm para cada tipo de turista; para el que busca diversión, para el que llega ansiando desconexión, para el que quiere unas vacaciones activas al aire libre en un entrono privilegiado, para el que quiere disfrutar de la mejor gastronomía al lad de los suyos, y para el que quiere tener todo eso a la vez.

Benidorm vive entregada al turismo todo el año. Abierta los 365 días, su particular microclima hace que el flujo de visitantes se mantenga durante los 12 meses del año. Y no es de extrañar, por que tiene 300 días de sol al año y una temperatura media de 19 grados, con picos que pueden rondar los 35 grados durante los meses de verano. A esa climatología contribuye su orientación sur y el hecho de que la ciudad esté protegida por montículos y montañas que la resguardan del viento y que sirven de barrera natural para las nubes: Serra Gelada, el Tossal de la Cala, el Puig Campaña y Bernia.

Benidorm es también una ciudad de contrastes perfectamente hilvanados. Un recorridos por sus calles permite reconocer su pasado de pueblo entregado al mar, con casas de poca altura y encaladas; pero también su lado más cosmopolita, el de ciudad vertical con rascacielos rodeados de zonas verdes. Un modelo sostenible sobre el que han puesto sus ojos urbanistas de todo el mundo, que se impulsó en el Plan General de 1956, pionero y rompedor.

Pero si por algo destaca la ciudad de Benidorm sin duda es por las mejores playas urbanas del Mediterráneo: Levante y Poniente. Cada una de ellas tiene un carácter propio y un tipo de público, aunque ambas comparten aguas cristalinas, fina arena, certificados de calidad, banderas azules, banderas azules y muchos servicios, que hacen más confortable la estancia a pie de mar, y que complementan los baños de sol y agua. Protegidas por la bahía de temporales, su orientación sur hace que ambas tengan muchas horas de sol, desde el amanecer hasta bien entrada la tarde en Levante, y hasta el atardecer en Poniente. Pero en sus 7 km de costa Benidorm esconde también tres pequeñas calas de gran belleza paisajista, recogidas entre rocas y que se amoldan a la experiencia que cada persona busca en una jornada de playa. La del Mal Pas es una cala urbana a los pies del Castillo y junto al puerto que separa Levante de Poniente; mientras que la de L'Almadraba y el Tío Ximo son prácticamente vírgenes y estan dentro del Parque Natural de Serra Gelada, el único marítimo-terrestre de la Comunidad Valenciana.

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