Almería

Un recorrido por el interior de Almería

Cada vez más en alza, este turismo atrae a quienes buscan propuestas de actividades en el medio natural, así como descubrir joyas del patrimonio

Tabernas es el único desierto que existe en Europa
Tabernas es el único desierto que existe en Europalarazon

Cada vez más en alza, este turismo atrae a quienes buscan propuestas de actividades en el medio natural, así como descubrir joyas del patrimonio.

Extraño e insólito, pero rematadamente bello. Bosques milenarios, un desierto irrepetible, pueblos blancos de sierra, espectaculares y casi salvajes nacimientos de ríos, cumbres nevadas, sol, arena, vegetación pre-desértica... Así es el interior de Almería. Un destino turístico de contrastes en el que en apenas una hora se puede pasar de la playa a las cumbres más altas; desde el único desierto de Europa, el de Tabernas, hasta espesos y verdes bosques de montaña. Y es precisamente aquí, en el interior de la provincia, donde encontramos un mundo de posibilidades ligado a su más acentuada característica: la diversidad.

El desierto de Tabernas, el único que existe en Europa, ha condicionado los paisajes, los pueblos, las ciudades y las gentes que las habitan. El sol, las altas temperaturas y la falta de lluvia han creado un paisaje estepario con unas condiciones de vida extremas donde sólo una pequeña pero valiosa población floral convive al cielo raso como único acompañante.

En el viaje al interior de la provincia, son parada obligatoria los pueblos de la comarca del Almanzora, en los que destaca entre sus mayores atractivos el entorno natural de la Sierra de los Filabres, un paisaje de montaña, cruzado por caminos forestales ideales para la práctica de senderismo. Aquí también encontramos una floreciente industria del mármol, cuyos materiales han formado parte de monumentos tan importantes como la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba o el Monasterio del Escorial, y una industria, no menos importante, como la cárnica, que ha hecho que pequeños pueblos como Serón lleven sus embutidos y jamones por todo el mundo.

Los pueblos de las Alpujarras son los que se extienden al amparo de Sierra Nevada bañadas por el río Andarax. En sus tierras, formando bancales y regadas mediante el sistema de acequias de tiempos de los árabes, se cultivan diferentes árboles frutales, así como vides y olivos. La mayoría de estos municipios tienen su origen en la época de la dominación musulmana, aunque también en algunos se han encontrado vestigios de la civilización romana, además de restos pertenecientes a la prehistoria. Aparte de enclaves naturales de gran belleza como el Desfiladero del río Nacimiento, podemos disfrutar de la arquitectura popular y típica de la Alpujarra y de edificios cargados de historia como el palacio de Fuente Victoria, donde el último rey de al-Ándalus, Boabdil, se refugió cuando perdió su reino ante los cristianos. Pueblos blancos y puros, llenos de flores y fuentes, donde las calles y plazas están trenzadas en restos de civilizaciones anteriores, desde la romana a la musulmana. El buen comer y la naturaleza que entra hasta los salones de las casas hacen el resto.

Al norte de la provincia, en la comarca de Los Vélez, se encuentra la Almería más continental. Aquella que alberga el Parque Natural Sierra María-Los Vélez, un ejemplo de la perfección que llega a alcanzar la naturaleza viva cuando se la deja fluir: ríos, montes, bosques, y todo ello salpicado con bellísimos pueblos y castillos y molinos que cuentan la historia de las pinturas rupestres que los acompañan. En cuanto a su patrimonio histórico, tiene repartido en su municipio 25 de los 79 los yacimientos de pinturas rupestres que existen en Andalucía. Entre estas importantes pinturas rupestres está el Indalo, símbolo de la provincia de Almería, y monumentos de valor incalculable como el Castillo-Palacio que corona el casco urbano del municipio de Vélez Blanco y la Iglesia de la Encarnación, en Vélez Rubio.

Hay mucho por descubrir en esta provincia, pueblos encalados en la montaña que han dado un toque diferente a una comarca bañada por la costa. Un consejo: no se vaya de Almería sin visitar los pueblos del interior de la comarca de Níjar (conocida por sus artículos de esparto, telares y cerámica) y del Poniente. Una variedad que multiplica el potencial que la provincia tiene como destino para el turismo rural, de naturaleza, deportivo y de interior.

Encrucijada de caminos

Si es una tierra de contrastes, sus propuestas para recorrerla a pie no lo son menos. No hay rincón de gran belleza almeriense que no tenga muy próximo un camino que permita descubrirlo mientras practican esta actividad en auge en todo el mundo. Las rutas que se dibujan por la provincia recorren, por igual, los parajes costeros y los de interior. Así, el visitante puede disfrutar de la riqueza paisajística de la provincia mientras pasa del desierto de Tabernas al paraje invernal de Sierra Nevada, al que se llega recorriendo varias interesantes rutas, que pasan a través de una rica vegetación. También es recomendable la conquista a pie del Parque Natural de Sierra María y Los Vélez así como la Alpujarra. Un viaje que a buen seguro cambiará la perspectiva que el turista tiene sobre la espectacular naturaleza almeriense.

La cocina almeriense es una mezcla de estilos, en la que las culturas milenarias que han poblado la provincia, han dejado su impronta grabada a fuego «lento» en el recetario provincial. En el viaje al interior de la provincia, no debe perderse los potajes preparados para que campesinos y trabajadores recuperaran fuerzas en el ejercicio de sus labores; éstos han ido dejando poso hasta configurar un estilo propio en la cocina almeriense, como las migas de sémola, las gachas y el pimentón. De la industria cárnica curada con esmero en las sierras de Almería, cabe destacar el gran sabor y calidad de los embutidos y jamones de Serón, los vinos distribuidos por diversas comarcas pero con especial protagonismo de Laujar, Padules, Ohanes o el Almanzora y, sobre todo, las hortalizas, las mejores de Europa, que cada día pueblan en millones de kilos las mesas de todo el continente.