Sucesos

Sirven por error un pastel de marihuana en un funeral y los asistentes acaban hospitalizados

Los responsables del establecimiento sirvieron por un pastel que una joven había horneado para su consumo

Imagen del centro en el que se produjeron las intoxicaciones
Imagen del centro en el que se produjeron las intoxicacioneslarazon

Los 30 asistentes a un responso el pasado 12 de agosto se reunieron después de la ceremonia y como es tradición se repartieron pasteles y café en un restaurante al aire libre en Wiethagen, cerca de Rostock, al este del país.

Si hace poco más de una semana un hombre provocaba las risas de los asistentes a su funeral con una grabación en la que simulaba estar vivo dentro del ataúd en Reino Unido, ahora otro sepelio en Alemania ha acabado también por todo lo alto. Pero el motivo ha sido otro. Los 30 asistentes a un responso el pasado 12 de agosto se reunieron después de la ceremonia y como es tradición se repartieron pasteles y café en un restaurante al aire libre en Wiethagen, cerca de Rostock, al este del país.

Al final de la reunión, los familiares y amigos de la familia del fallecido comenzaron a sentir los síntomas de mareo típicos de la ingesta de drogas. Después de esa sensación de ligereza y risa fácil, comenzaron a sentirse peor. De hecho, la viuda fue trasladada a un hospital ante el temor de que pudiera estar sufriendo un derrame cerebral. Los otras 12 personas afectadas también solicitaron atención médica. Cuando se les realizó un test de drogas, todos dieron positivo y la policía acudió al lugar de los hechos para investigar lo ocurrido.

Los agentes lograron descubrir que el pastel había sido horneado por un grupo de adolescentes para su propio consumo y fue guardado con los que había preparado la familia del difunto para la ceremonia. El problema fue que al recoger los pasteles para los invitados, se confundieron y sirvieron los que estaban elaborados con marihuana.

El dueño del establecimiento, Michael Groitzsch, indicó al diario "Nordkurier"que "los invitados habían alquilado el pabellón de caza, nos ocupamos de café y pastel". Asimismo, recordó que se sirvieron "entre tres y cuatro tipos de pastel". "Es habitual que nuestros empleados horneen el pastel en privado en casa para tales ocasiones y luego lo traigan a la granja", explica el jefe del Köhlerhof. Solo para celebraciones gastronómicas a gran escala se recurre a un proveedor externo, que luego se encarga de la producción y la entrega. Como en este caso solo se contrató el café y los pasteles, la hija de 18 años de los empleados se encargó de la cocción.

La joven preparó además de varios pasteles para la celebración, hizo uno con marihuana para su propio consumo. El día del evento, según la policía, llegó la confusión del pastel. "La madre cogió sin consultar con su hija el pastel de brownie equivocado", dijo el portavoz de la policía Christopher Hahn.

Después de comer, los invitados comenzaron a sentirse mal. La viuda tuvo que ser llevada en ambulancia a un hospital. El resto de los asistentes acudieron también al médico pero lo hicieron por sus propios medios. "Al principio pensé que después de un día tan duro, la viuda se había derrumbado y que por eso se siente tan mal", dijo Groitzsch. Más tarde, se enteró de que uno de los pasteles era el responsable: "No pensé que algo así pudiera pasar".

Esa misma noche, los afectados denunciaron los hechos ante la policía y a la mañana siguiente, la policía acudió al establecimiento de Groitzsch: "Me llevé un gran susto cuando llegó la policía, simplemente no lo creía", dijo el hombre de 64 años.

Los criminólogos registraron el patio, analizaron los restos de comida y confiscaron las sobras de pastel de los contenedores de basura. Ahí fue donde encontraron el origen del malestar de los afectados: Uno de los bownies estaba elaborado con marihuana.

Según la policía, un total de 13 invitados se vieron afectados: "El resultado fueron problemas de salud graves, algunos tuvieron que quedarse en el hospital". Aparentemente, los médicos sufrieron un derrame cerebral de algunos de los afectados antes de que se aclarara una prueba de drogas.

Ahora la joven, que ya no volverá a hornear ningún pastel, se enfrenta a una acusación de 13 de lesiones corporales negligentes y peligrosas, interrupción de un funeral y violación de la Ley de Estupefacientes. "El incidente debería ser la mejor enseñanza para la vida de la joven", concluyó Groitzsch.