Francisco Marhuenda

Votaré a Rajoy y al PP

La Razón
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No tengo ninguna duda sobre el sentido de mi voto y el que me gustaría que tuvieran todos los españoles que se sienten identificados con el centro y la derecha. Mi voto es para Rajoy, el PP. Es una decisión racional porque quiero que España siga en la senda del crecimiento económico y de la creación de empleo y que los gobiernos de los municipios y las autonomías sean estables. No quiero gobiernos que nos devuelvan a políticas retrógradas en materia económica y social. No quiero gobiernos donde las minorías impongan planteamientos excéntricos o coaliciones de perdedores. Lo hago desde la convicción de que el PP presenta buenos candidatos que han sabido gestionar autonomías y municipios en momentos muy difíciles. Estoy convencido de que Rajoy es un gran presidente, a pesar de los errores que haya cometido, y las alternativas son desastrosas.

No quiero que la izquierda radical nos conduzca a una situación como la que se vive en Grecia o que la ausencia de una mayoría suficiente genere un espectáculo similar al que existe en Andalucía. Hay votantes de centro y de derecha que se quieren quedar en casa u optar por experimentos que luego conducen al desastre. Están en su derecho, pero también deberían reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. Me pregunto si los errores o incumplimientos de Rajoy son suficiente argumento para votar a quienes no tienen propuestas coherentes más allá de los tópicos. Estas formaciones, Ciudadanos y Podemos, muestran un inquietante hiperliderazgo gracias a su popularidad mediática y una ausencia de desgaste porque han permanecido ajenos a la política nacional y a las instituciones durante los peores años de la crisis. España necesita estabilidad y no la conseguirá con gobiernos condicionados por estas dos formaciones.

Es cierto que hay medidas que ha tenido que adoptar Rajoy que no me han gustado, creo que incluso tampoco a él, pero no había otro camino para sacar a España de la mayor crisis desde la posguerra. A estas alturas, aplaudo incluso la presión fiscal que sufro y que resulta casi confiscatoria, pero la caída de ingresos del Estado y el riesgo del colapso, que hubieran conducido a la suspensión de pagos y la intervención, hacen que las entienda. Espero que Rajoy obtenga este domingo una clara y contundente victoria que sea un mensaje para los inversores nacionales y extranjeros. Una apuesta por la creación de empleo. Es una victoria que confío se repita en noviembre y la estabilidad sea la norma común en todas las instituciones.

Rajoy ha cerrado la etapa tecnocrática y lleva semanas haciendo política. Ha salido a ganar, porque no es suficiente hacerlo bien, sino que, sobre todo, se tiene que comunicar y convencer. Es un político honrado, coherente y eficaz, que es lo que necesitamos. No es tiempo para efebismos, políticos de tertulia o izquierdistas revolucionarios.