Economía Digital
A partir de los 55, analfabetos sin red
En España hay 5,5 millones de personas a partir de los 55 años de edad que nunca han usado internet
Mayor de 55 años, sin estudios e inactivo es la instantánea fija que retrata el Instituto Nacional de Estadística en 2019 del analfabeto digital en nuestro país. En este perfil encajan 5,5 millones de personas, que en su vida han usado internet. El grueso de este batallón de ignorantes digitales se sitúa a partir de los 65 años y confiesa en pleno siglo XXI, sin ningún tipo de pudor, no haber navegado jamás por la red. Pese a ello, 39 de cada 100 mayores de 65 años que entran en internet lo hacen más de una vez al día.
El fiel de la balanza digital lo equilibran los más jóvenes, pertenecientes a lo que se conoce como la Generación Y, los millenials. De los 9,4 millones de personas de edades comprendidas entre los 16 a los 34 años, sólo 133.696 admiten no haberse conectado en la vida.
En este contexto, la destreza de los más jóvenes y la falta de interés de los más mayores son las dos caras de la misma moneda en un país que ocupa el puesto 14 en el ránking mundial de los más ricos por producto interior bruto (PIB).
¿Pero es la edad el único factor que explica esta brecha digital entre generaciones? ¿Cómo influyen en esta realidad la formación académica, la situación económica y laboral, el tamaño de la población en la que se vive y el tiempo libre disponible?
Es evidente que la edad influye en la pericia digital por el momento industrial vivido, como es el caso de las generaciones denominadas baby boomers, los nacidos entre 1945 y 1964 y que han asistido a una auténtica revolución digital, aunque no sean nativos, y la silenciosa, integrada por los que tienen ahora más de 74 años de edad. De hecho, sólo un cuarto de los componentes de estas dos generaciones reconoce poseer habilidades digitales y competencias informáticas avanzadas. Mientras, más de la mitad de los millenials las tienen.
Eso sí, los mayores de 55 años que utilizan internet recurren prácticamente en la misma proporción que el resto a algún tipo de software o herramienta de seguridad informática. Además, manifiestan un grado de confianza en internet dentro de la media nacional. Curiosamente, nuestros mayores se descargan de la red en la misma proporción que los jóvenes películas, música, libros electrónicos, revistas, periódicos, juegos de ordenador...
Punto de inflexión
El salto generacional en la revolución digital supone un punto de inflexión que explica este escenario, pero, desde luego, no es el único. La formación académica impacta decididamente en la utilización de la red. A más formación, más horas de navegación y más uso para cualquier actividad, desde comprar unos billetes de Renfe hasta solicitar un crédito, pasando por subir fotos a la nube o participar en los foros de las redes sociales.
Prácticamente, el cien por cien de los licenciados universitarios en este país son internautas y admiten tener habilidades digitales y competencias informáticas avanzadas. El contrapunto lo ponen las más de 700.000 personas sin estudios, que reconocen no haber navegado nunca por internet.
Sin embargo, la situación económica no afecta, con leves subidas o bajadas, a la hora de acceder a la red. 81 de cada 100 españoles con ingresos inferiores a 900 euros han navegado alguna vez en el último año. Esta cantidad aumenta levemente hasta los 98 de cada 100 entre los que ganan más de 2.500 euros al mes. Radiografía que se vuelve a reproducir entre la población ocupada y parada.
De los 4,3 millones de desempleados, tan sólo 301.000 personas jamás han usado internet. El resto, sin excepciones, ha entrado en la red en los últimos tres meses, sobre todo, en busca de un empleo y 70 de cada 100 han accedido varias veces al día. Los más jóvenes desde los 16, edad legal a partir de la cual se puede trabajar en España, hasta los 44 años chequean por la red los eventuales puestos de trabajo. Concretamente, 85 de cada 100 la eligen como vehículo para encontrar un trabajo de un solo clic y sin moverse de casa.
La dimensión de la localidad donde se vive tampoco afecta en exceso a la hora de ser más, menos o nada activo en la red. Sin embargo, el tiempo libre del que se dispone constituye un factor más decisivo. De hecho, entre los inactivos (pensionistas y los dedicados a las labores del hogar) hay más analfabetos digitales.
En este colectivo de los que entran en internet, un elevado número confiesa preferir ir de compras físicamente por el puro placer de tocar los artículos antes que acceder sin tocar y sin probarse a un mercado infinito de posibilidades. De hecho, a partir de los 55 hasta los 64 años bajan las compras online. Sólo 47 de cada 100 han entrado alguna vez en el último año para adquirir algún producto. Esta cifra cae hasta los 21 entre los mayores de los 65 años y se desploma a partir de los 75, con tan sólo 7 de cada 100. Pese a ello, son los mayores los que menos problemas porcentualmente registran en sus compras.
El móvil, imprescindible
Aunque las compras en línea son escasas entre los no nativos digitales, el móvil se ha convertido en un aparato imprescindible a cualquier edad. Prácticamente, la totalidad de nuestros mayores lo lleva encima y más de la mitad de ellos lo elige para acceder a la red. Sin duda, el intercambio de mensajes, como el whatsapp, figura a la cabeza del resto y constituye hoy por hoy el servicio estrella a todas las edades, incluidos también los de las generaciones baby boomers y silenciosa.
Mientras, exponer la vida en las redes sociales (instagram, facebook...), al igual que el uso de correo electrónico, es cosa de los más jóvenes, de edades comprendidas entre 25 y 44 años. A partir de los 55 años se aficionan a la lectura online de periódicos, revistas... De hecho, casi la mitad de ellos se informan por la red del devenir de la vida política del país.
¿Pero se usa la web para algo más allá de adquirir billetes de tren, avión o bus, de reservar restaurante, de subir fotos a las redes sociales de cualquier momento de nuestras vidas, de intercambiar mensajes y de navegar en busca de la actualidad? La realidad es que muy pocas personas la usan para actividades diferentes. Como botón de muestra, aún no se ha generalizado entre los más jóvenes la contratación en línea de un alojamiento entre particulares y aún menos entre los más mayores.
Pese a esta fotografía fija del INE, la realidad es que la brecha digital entre los más jóvenes y los más mayores hasta los 74 años de edad se ha reducido con el paso del tiempo y se prevé disminuya aún más en los próximos años.
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