Política

Pinta mal lo de Sánchez

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Psiquiatraalbertoroldan.com© Alberto R. Roldan /

Algo se está haciendo mal para que, con sus principales líderes en la cárcel y el independentismo fraccionado entre ex convergentes, republicanos, violentos y no violentos, los de ERC se sientan tan fuertes.Después de la sentencia del “procés”, difícil de gestionar ante su público, se han encontrado con un balón de oxígeno, que fue la repetición electoral y una carta que jugar, sus votos en la investidura.Tienen músculo, lo demuestra el hecho de que solo hizo falta el anuncio de que realizarán una consulta a los militantes para que el PSOE ponga a todos sus efectivos a preparar una Mesa de diálogo de partidos políticos sobre Cataluña.

Pero, por mucho que Pedro Sánchez elabore una estrategia de negociación, a ERC solo le interesa conseguir la independencia. Probablemente es cierto que cualquier solución al problema catalán pasa por el diálogo, pero organizar una línea de conversaciones, en medio de la búsqueda de apoyos para una investidura, es un grave error porque queda contaminada por completo.Los independentistas quieren cortar el condón umbilical de Cataluña con el Estado e intentan que sus escaños les den la tijera para hacerlo. No pueden ni quieren dar su abstención gratis a Sánchez después de todo lo pasado en los últimos meses.Esa es una de las consecuencias de la repetición electoral, en el mes de junio no había sentencia y era más fácil para los de Rufián apoyar al gobierno. En este momento, el mundo independentista necesita algo que exhibir a cambio de su voto.Algunos dirigentes socialistas están esperando que Sánchez explique porqué no empezó la casa por los cimientos, es decir, solicitando el apoyo del principal partido de la oposición.No solo era lo razonable dado el mapa parlamentario y el conflicto sin expectativas a corto plazo de Cataluña, sino que, además, ponía a Pablo Casado en una situación muy complicada porque el PSOE se abstuvo en la investidura de Mariano Rajoy en el año 2016.Es probable que hubiesen aflorado tensiones en el Partido Popular, anticipándose el debate que aún tiene pendiente sobre si moderarse para ocupar el huérfano espacio del centro derecha, o radicalizarse para competir con la extrema derecha.Pero el presidente del Gobierno en funciones, en una estrategia inédita, prefirió explorar en primer lugar una amalgama de partidos, muchos de ellos de carácter nacionalista o regionalista que entienden los Presupuestos y el propio Parlamento como una tarta a repartirse.Las apuestas se han disparado sobre cuánto tiempo duraría una coalición con Pablo Iglesias, en caso de lograr formar gobierno, aunque las más interesantes son las que se interesan por quién sería el protagonista de ese gobierno. Sin embargo, la posibilidad de acuerdo con los independentistas, siempre latente en las quinielas, sitúa la atención en otro foco: ¿qué van a sacar de esto?No sabemos muy bien hacia dónde dirige Sánchez la nave, esperemos que tanto regate corto, sin levantar la mirada del suelo, no acabe metiendo gol en propia meta. De momento, tiene mala pinta.