De nada sirvió el 155 «light»

La aplicación del artículo 155 en Cataluña fue efectiva durante algo menos de dos meses, hasta la celebración anticipada de las elecciones autonómicas del 21-D. No obstante no fue completa su instauración, pues áreas importantes de la actividad independentista en instituciones públicas se mantuvieron fuera del control del Gobierno: adoctrinamiento educativo, televisión pública, Mossos, etc. El Estado tuvo una oportunidad histórica para desmontar décadas de políticas que pretendían dotar a la región de estructuras de Estado e ideologizar a la sociedad para romper la unidad nacional.

Muchos creyeron que la misión del 155 era abortar el intento de golpe de Estado y solucionar el problema convocando elecciones anticipadas. Pero las elecciones regionales, lejos de solucionar nada, perpetuaron una situación de bloqueo y trasladaron a la Cámara legislativa catalana la fractura social; los partidos independentistas recibieron el apoyo del 47,5% de catalanes. Menos de la mitad de los votos emitidos el 21-D, que ponía fin al 155 pero que mantenía la división en dos de Cataluña. A un mes de cumplirse dos años de aquella jornada electoral, la encuesta de NC Report para LA RAZÓN testimonia que la división se mantiene: los constitucionalistas pasan del 43,5% al 43,6%, mientras que los comunes lo hacen del 7,5% al 7,7%. Los movimientos entre los no independentistas son mínimos, mientras que entre los independentistas su suma baja levemente, del 47,5 al 46%. Una reducción que no les priva de mantener la mayoría absoluta. De nada sirvió el 155 «light». Se han perdido dos años porque la sociedad catalana sigue igual de dividida. Se requiere de un vigoroso 155 que acabe con la fábrica de independentistas que representa la Generalitat.