PSOE

La ambición rompe el saco

Los equipos negociadores de PSOE y ERC comienzan su segunda reunión
La portavoz del grupo socialista, Adriana Lastra (2d); el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos (d) el secretario de organización del PSC, Salvador Illa (3d), el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián; la secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta (i), y el presidente del Consell Nacional de los republicanos, Josep Maria Jové (3i)INMA MESAEFE

El Partido Popular es el adversario principal del PSOE y viceversa desde la caída de UCD, este hecho está muy asentado en sus militancias respectivas y en muchos de sus dirigentes locales. Por esa razón Pedro Sánchez recuperó la secretaria general del Partido Socialista, su No es No encarnó aquel sentimiento contrario a cualquier diálogo con el PP y permitirle alojarse en la Moncloa era una especie de traición a los ideales. Incluso Sánchez llegó a dejar su escaño cuando, una vez derrocado, la dirección socialista decidió que el grupo parlamentario se abstendría en la investidura de Mariano Rajoy para evitar unas terceras elecciones. La militancia censuró esta decisión y tuvo como consecuencia una severa derrota de Susana Díaz, que hubiese obtenido una victoria clara en cualquier otra circunstancia. Todo ello, junto a la moción de censura, hacia casi imposible que el PP se abstuviese en su investidura después del 28A. Tampoco está claro que el presidente en funciones hubiese aceptado ese apoyo, porque había decidido convocar nuevas elecciones y porque quería ocupar todo el espacio de la izquierda. El tercero en discordia, Albert Rivera, también tuvo su oportunidad, pero decidió convertirse en historia en lugar de cambiarla. Pero el 10N no ha despejado ninguna incógnita, todo lo contrario. Ahora, la formación de un gobierno depende de los independentistas de ERC, que se cerciorarán de sacar lo suyo, e intentarán dañar la imagen del Estado. Junqueras intentará blindarse en Cataluña para evitar un desgaste ante JxCat. Por ello, obligará al líder socialista a mantener algún encuentro público con el más alto nivel de los exconvergentes. Sánchez lo hará y quedará en evidencia después de haber negado la palabra a Torra durante meses. La falta de entendimiento entre los partidos que han gobernado España y que, para bien o para mal, han construido la arquitectura institucional ha hecho posible que la extrema derecha crezca, que el país se radicalice y el auge de los populismos.

Es una derrota para los que creemos en la Constitución que Vox forme parte de la Mesa del Congreso de los Diputados y ERC tenga la llave de la Moncloa. El independentismo representa un ataque a la construcción democrática de España en lo social y en lo político e institucional. Romper la caja única de la Seguridad Social y el sistema de pensiones es un atentado a la solidaridad y usar las balanzas fiscales para defender la redistribución de renta entre territorios y no entre personas, es despreciar la justicia social. La extrema derecha encarna la xenofobia y el desprecio por las libertades individuales, las instituciones pierden dignidad cuando no son capaces de tener consenso en temas que eran indiscutibles como la violencia machista. A Pablo Casado le puede parecer mejor pactar con Vox que dar su apoyo al PSOE y Pedro Sánchez prefiere ser rehén de ERC que pedir la abstención de los populares. La ambición de poder envenena tanto que termina por no saber qué es peor para el país.