Policía

Así se falsifica un perfume de lujo

La policía desarticula en Parla una organización que falsificaba perfumes de lujo

La Policía Nacional ha desmantelado en la localidad de Parla un laboratorio clandestino que falsificaba perfumes y gafas de marcas de lujo, con hasta 9.300 unidades requisadas, y ha detenido al responsable de la elaboración de estos productos falsos acusado de sendos delitos contra la propiedad industrial y contra la salud pública.

Según ha explicado la Jefatura Superior de Policía Nacional, el laboratorio se encontraba en una nave y contaba con la maquinaria industrial necesaria para fabricar, embotellar y embalar los perfumes para su posterior comercialización.

En el registro practicado se intervinieron centenares de cajas que contenían frascos de cristal, envases, tapones, embellecedores y etiquetas que imitaban “a la perfección y con todo detalle” a los productos originales.

La investigación se inició el pasado mes de febrero, cuando agentes de la Comisaría de Parla tuvieron conocimiento de la posible existencia de perfumes falsificados en una nave del polígono industrial de la localidad. Tras las pesquisas practicadas localizaron al propietario de la nave y con posterioridad a la persona que la tenía arrendada.

Una vez los agentes accedieron al interior de la nave, localizaron una gran cantidad de cajas almacenadas que contenían perfumes empaquetados listos para su distribución y comercialización. Tras comprobar el contenido de las cajas, se percataron que había un total de 1.300 perfumes y que tanto el embalaje como las características de los envases, imitaban perfectamente a los de prestigiosas marcas de lujo.

Durante el registro además se localizaron varias cajas que contenían 8.000 pares de gafas, que igualmente resultaron ser falsificaciones de una importante marca de óptica.

¿Cómo se fabricaban los perfumes?

También se localizó durante el registro la maquinaria necesaria para la completa elaboración de fragancias y el etiquetado, sellado y empaquetado de los productos. Una de las máquinas portaba un compresor de aire que inyectaba el líquido procedente de garrafas de diferentes colores en el interiorde los frascos. El líquido era de distintos colores --azul, amarillo o rosa-- en función del perfume a falsificar y si era masculino o femenino.

Cuando el envase ya estaba lleno, otra máquina sellaba el tapón y los vaporizadores y posteriormente con otro dispositivo se precintaba.

Finalmente el arrendatario y usuario de la nave fue detenido como presunto autor de un delito contra la propiedad industrial.

Además, debido a los posibles daños en la piel que podrían ocasionar los líquidos empleados para la elaboración de los perfumes se le imputa un delito contra la salud pública.