Semana Santa

Málaga, ante una Semana Santa “más espiritual y reflexiva”

El presidente de la Agrupación de Cofradías asegura que este confinamiento servirá para “reestructurar” el ámbito cofrade

Nazarenos de la cofradía del Rescate de Málaga
Nazarenos de la cofradía del Rescate de Málagalarazon

Mañana es Domingo de Ramos pero esta celebración no se vivirá en las calles de Málaga -sin tribunas de Semana Santa ni ambiente en las casas de hermandad-, sino en los corazones de los cofrades en la intimidad de sus casas. La capital de la Costa del Sol afronta una semana sin procesiones ni tronos, “más espiritual y reflexiva”, en palabras del presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia, quien asegura a LA RAZÓN que esta circunstancia, obligada por el confinamiento dictado por el Gobierno para intentar frenar la expansión del coronavirus, servirá para “reestructurarnos a nivel organizativo, económicamente y también a nivel de hábitos”.

Atencia reconoce que la decisión de suspender las procesiones fue “emocionalmente complicada” de tomar. “Eres consciente en ese momento de todo lo que conlleva”, asegura, aunque “se tomó con tranquilidad porque estaba claramente anunciada, no nos quedaba más remedio”. Además, en esa complicada tesitura “sentía la tranquilidad de tener como compañeros en la decisión al obispo y al alcalde de la ciudad, dos personas con muchísima experiencia que supieron entender la situación”.

Las hermandades asimilaron pronto la suspensión porque “esto era un proceso en cámara lenta desde unos días antes”. La situación se iba complicando más, los casos de coronavirus iban creciendo y las noticias no eran nada buenas. La cofradías, conscientes de la gravedad, fueron suspendiendo sus actos, como pregones, presentaciones de carteles, cultos... No obstante, Atencia señala que “siempre teníamos la esperanza de que en dos o tres semanas podía haber alguna luz, pero al decretarse el estado de alarma la decisión cayó por su propio peso”.

Esta Semana Santa iba a ser la de la consolidación del nuevo recorrido oficial, que se estrenó el año pasado. “Por cuestiones de seguridad y organizativas tuvimos que dimensionarlo”, pasando a tener 1.200 metros. “Habíamos trabajado para mejorar los problemas que se habían generado. Ya será el año que viene”. En este punto, recuerda que, una vez concluida la pasada Semana Santa, se hizo un balance y se llegó a la conclusión de que había “muchos elementos mejorables, que son los que se había trabajado”.

No habrá procesiones en Málaga, pero las cofradías y la propia Agrupación desarrollarán un completo programa para mantener viva la llama cofrade. La institución ha elaborado un plan de comunicación que pasa, por ejemplo, por articular una especie de cartelera de las actividades de las hermandades, todas ellas de tipo virtual. “Tendremos retransmisiones de misas, comentarios de cofrades de prestigio de la ciudad, vídeos... Intentaremos que esté viva la llama y apoyando a los medios de comunicación para que se puedan transmitir a los cofrades los sentimientos, ya que la realidad es imposible”.

Según un informe de la Cátedra de Estudios Cofrades, de la Universidad de Málaga en colaboración con la Fundación Lágrimas y Favores de Antonio Banderas, la Semana Santa malagueña tiene un impacto económico directo que supera los 100 millones de euros. Todo eso se perderá este año. “La ocupación hotelera solía ser del 85 y casi del 95 por ciento”, sostiene Atencia. La actividad se incrementaba también en bares y restaurantes y la propia Agrupación contrataba a 300 personas durante la Semana Santa para controlar los accesos al recorrido oficial, “más la compra de flores, velas y bandas de música de las hermandades”. La suspensión de las procesiones, por tanto, tendrá consecuencias a nivel económico.

Pese a todo, Atencia confía en que estos días se vivan “con espiritualidad”. “Que estos momentos en casa nos sirvan para reflexionar sobre nuestras vidas y valorar hasta qué punto hay cosas más importantes que otras”. En el ámbito cofrade, sostiene que el confinamiento y el mazazo que supone la suspensión de las procesiones “va a obligar a reestructurarnos”. “Al final, cuando pasen los años, volveremos a la situación en la que estábamos. En 2008 había una crisis y se hablaba de una serie de escenarios. Algunos llegaron pero ya estábamos como antes”.