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Marta Cartabia y Elizabeth Odio, primeras mujeres juristas investidas doctoras honoris causa por la UCM

El decano de la Facultad de Derecho, Ricardo Alonso, destacó los innumerables méritos de las dos nuevas doctoras

Marta Cartabia y Elizabeth Odio
Marta Cartabia y Elizabeth OdioFrancisco RivasFrancisco Rivas (UCM)

La actual ministra de Justicia de Italia, Marta Cartabia, y la exministra y jurista costarricense, Elizabeth Odio, se han convertido en las primeras mujeres juristas en ser investidas doctoras honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

En la ceremonia de investidura, celebrada este miércoles en el Paraninfo histórico de San Bernardo de la UCM, ambas juristas resaltaron la necesidad de “una justicia independiente, punitiva y reparativa, más aún en los complicados momentos que atraviesa el planeta, con el incremento de los conflictos armados, la violencia de género y los discursos de odio”, según recoge hoy la Tribuna Complutense.

Ambas investiduras fueron propuestas por la Facultad de Derecho, cuyo decano, Ricardo Alonso, ha sido el encargado de pronunciar la laudatio en la que destacó los innumerables méritos de las dos nuevas doctoras, así como el papel que cumple la Complutense como nexo de unión entre Europa y América Latina.

El decano calificó como “deslumbrante” el currículo de Marta Cartabia (1963) quien, antes de ser nombrada ministra de Justicia de la República de Italia, se convirtió en 2019 en la primera mujer en presidir la Corte Constitucional de su país.

Cartabia ha sido, además, catedrática Jean Monet en la Universidad Milan-Bicocca, asesora de la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la Unión Europea, miembro del Senado del Instituto de Derecho Europeo y de la Comisión de Venecia. En la actualidad es copresidenta de la International Society of Public Law (ICON·S).

La ministra dedicó su intervención a reivindicar el valor de la independencia judicial como “instrumento para mantener la cohesión y paz social”, ya que la sociedad, más allá de conflictos bélicos como el de Ucrania, vive momentos delicados de polarización y de auge de los mensajes de odio, que han encontrado las redes sociales el campo de expansión soñado.

En este contexto, añadió Cartabia, la justicia debe actuar inevitablemente como "expresión de fuerza", para prevenir el crimen y sancionar a quienes lo cometen, pero también incorporar un "carácter reparativo", que haga relucir la verdad y sirva como "instrumento de reconciliación".

Elizabeth Odio (1939), que además de juez y ministra también fue vicepresidenta de Costa Rica, pertenece a una generación de mujeres que tuvieron que superar muchos obstáculos. “El mundo del derecho estaba hecho para los hombres. Las mujeres estábamos excluidas”, dijo en su discurso.

Además de dirigir el ministerio de Justicia (1990-1995), fue ministra de Ambiente y Energía y vicepresidenta segunda entre 1998-2002. Según esta jurista, lo más importante en su vida ha sido lograr, junto a otras compañeras, que “los derechos de las mujeres sean también derechos humanos”, algo que hasta la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, en 1993, no se puso negro sobre blanco.

Como subrayó el decano en su laudatio, Odio ha dedicado gran parte de sus esfuerzos a incorporar la perspectiva de género al ámbito judicial desde los puestos de responsabilidad en instituciones judiciales donde la presencia femenina era casi inexistente.

La costarricense fue una de las dos mujeres, junto con la estadonidense Gabrielle Kirk McDonald, y once hombres que integraron el Tribunal Penal Internacional Ad Hoc para la antigua Yugoslavia, integrándose después a la Corte Penal Internacional (CPI) y logrando ambas mujeres que los delitos de violencia sexual también sean considerados crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Sin embargo, Elizabeth Odio denunció que ni la CPI ni la Corte Interamericana de Derechos Humanos -que ella presidió en 2019- ni tampoco los sistemas judiciales de los países están siendo lo suficientemente severos con los crímenes contra las mujeres.

Solo un pequeño porcentaje de los crímenes sexuales llegan a los juzgados y es un aún menor porcentaje de sus responsables son penados. De acuerdo, con la nueva doctora, esa “sensación de impunidad hace que la violencia sexual ya no sea casi un delito”, según recoge Tribuna Complutense.

Además de condenar a los culpables, los tribunales deben "escuchar a las mujeres", que buscan "justicia reparativa más que punitiva, que se las oiga con objetividad, respeto, imparcialidad y, ojalá, con empatía”.

Para esta jurista, la “paridad de género en los tribunales nacionales e internacionales es un imperativo para la justicia. Está demostrado que nuestra presencia marca diferencias muy importantes de forma y de fondo”.

El acto lo cerró el vicerrector de Ordenación Académica, Javier Montero. “Las palabras de ellas me hacen creer en la humanidad. Por sus convencimientos y formas de actuar son un ejemplo para la humanidad”, concluyó. Efe