Curiosidades

¿De dónde proviene el dicho “Quien se va a Sevilla pierde su silla”?

El origen de esta frase se remonta al intrigante mundo del poder eclesiástico en el siglo XV

¿De dónde proviene el dicho “Quien se va a Sevilla pierde su silla”?
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Los dichos y refranes forman parte del rico tejido cultural y lingüístico de España, transmitiendo sabiduría popular, tradición e historias a lo largo de generaciones. Entre estos proverbios, uno de los más conocidos es "Quien se va a Sevilla pierde su silla", cuyo origen se remonta al intrigante mundo del poder eclesiástico en el siglo XV.

La expresión tiene su raíz en un episodio histórico que involucra a dos influyentes arzobispos de la época: Alonso I de Fonseca y su sobrino Alonso II de Fonseca. En un intercambio temporal de sedes episcopales, Alonso II ocupó el cargo en Sevilla por un período.

Sin embargo, cuando llegó el momento de revertir el intercambio, Alonso II se negó a abandonar la estratégica y codiciada ciudad de Sevilla. Esta disputa resultó en la intervención del rey y del papa para resolver el conflicto. La frase "Quien se va a Sevilla pierde su silla" surgió como una advertencia sobre las consecuencias de dejar un lugar o posición desatendido, recordando que al abandonar algo temporalmente, podríamos enfrentar dificultades para recuperarlo.

Este dicho, enraizado en las intrigas del poder y la ambición personal, ha persistido en la memoria colectiva, enseñando la lección de las pérdidas que pueden surgir al descuidar una posición o responsabilidad.

Además de esta expresión, la cultura española está llena de otros dichos como "a buenas horas, mangas verdes", "montar un pollo", "anda a freír espárragos", "costar un ojo de la cara" y "estar en Babia". Cada uno de estos refranes tiene su propia historia y significado, enriqueciendo el idioma y la identidad española a lo largo del tiempo.