Estudio

Dime cuál es tu jornada laboral y te diré cómo será tu salud a los 50 años

Un estudio de "PLOS ONE" da las claves para evitar tener una mala salud décadas después

Los trabajos nocturnos ralentizan el organismo
Los trabajos nocturnos ralentizan el organismo. En la imagen un farmacéutico de guardialarazon

Un exceso de trabajo puede causar estrés, cansancio y hacer que no comamos bien. Pero, ¿y trabajar en horarios diferentes al resto? ¿Afecta por igual si se hace nada más empezar en el mercado laboral que pasados los 50?

Pues aunque a priori pueda parecer extraño, trabajar en horarios diferentes al del resto de la población afecta sobre todo cuando uno lo hace siendo más joven y las consecuencias se verán de mayores.

Esta es una de las conclusiones del estudio publicado en la revista científica "PLOS ONE" por Wen-Jui Han, de la Universidad de Nueva York, en EE UU.

Estudios previos han demostrado que trabajar fuera del horario estándar pueden afectar a la salud física y mental, así como a la vida social y familiar.

La investigación actual se centra en analizar cuál es su impacto en la mediana edad. Para ello, la autora utilizó datos de la Encuesta Nacional Longitudinal de la Juventud-1979, con datos de más de 7.000 personas de EE UU durante 30 años.

Alrededor de una cuarta parte de los participantes (26%) trabajaban en horas estándar estables, y un 35% lo hacía principalmente en horas estándar. A su vez, un 17% inicialmente trabajó en horas estándar cuando tenía 20 años, y luego pasó a patrones de trabajo volátiles: una combinación de tarde, noche y horas variables. El 12% trabajó inicialmente en horario estándar y luego pasó a horario variable, y el 10% restante no trabajó durante la mayoría de este período.

Las consecuencias para la salud de los cambios horarios varían según el momento de la vida de la persona. Así, en comparación con las personas que trabajaron principalmente durante el horario diurno tradicional a lo largo de su carrera laboral, aquellos que tenían horarios de trabajo más volátiles dormían menos, tenían una peor calidad del sueño y eran más propensos a informar de síntomas depresivos a los 50 años.

En concreto, aquellos que tuvieron un patrón de horario volátil temprano entre los 22 y 49 años se asoció de manera consistente y significativa con la peor salud, incluida la menor cantidad de horas de sueño por día, la menor calidad del sueño, las funciones físicas y mentales más bajas y la mayor probabilidad de informar mala salud y síntomas depresivos a los 50.

Los resultados más sorprendentes se observaron, según el comunicado del estudio, "en aquellos que tenían unos horarios de trabajo estables a los 20 años y luego hicieron la transición a horas de trabajo más volátiles a los 30 años". El efecto para la salud a los 50 años fue significativo y similar al de tener una educación inferior al nivel de escuela secundaria, cuando tener un "mayor nivel de educación está relacionado con mejores resultados de sueño (horas y calidad) y de salud, independientemente del patrón de empleo, la raza o el género", afirma la investigadora.

La autora del estudio sugiere que los horarios de trabajo volátiles están asociados con falta de sueño, fatiga física y agotamiento emocional, lo que puede hacernos vulnerables a una vida poco saludable.

El estudio también sugiere que los impactos positivos y negativos de los horarios de trabajo en la salud pueden acumularse a lo largo de la vida, al tiempo que destaca cómo los patrones de empleo pueden contribuir a las inequidades en salud.

“El trabajo que se supone debe aportar recursos para ayudarnos a mantener una vida decente se ha convertido ahora en una vulnerabilidad para una vida saludable debido a la creciente precariedad en nuestras modalidades de trabajo en esta sociedad cada vez más desigual. Las personas con posiciones sociales vulnerables (por ejemplo, mujeres, negros, personas con bajo nivel educativo) cargan desproporcionadamente con estas consecuencias para la salud”, añade Han.