El 21 de junio de 1976, un joven estudiante de aviación protagonizó uno de los episodios más desconcertantes de la historia de la aeronáutica en México. Rafael Pacheco Pérez, de apenas 20 años, con 52 horas de vuelo registradas, despegó de la Escuela de Aviación de México, en Chimalhuacán, a las 8:15 de la mañana para realizar lo que debía ser un vuelo rutinario. Sin embargo, lo que sucedió después dejó perplejos a los expertos y marcó para siempre la vida del piloto.

Tras perder contacto con los radares, la avioneta reapareció una hora más tarde a más de 270 kilómetros de distancia, sobrevolando las cercanías de Acapulco, en la costa del Pacífico. En condiciones normales, este trayecto habría requerido al menos tres horas en la Cessna 150, una aeronave con una velocidad de crucero de 170 km/h. Sin embargo, Pacheco lo completó en tan solo 60 minutos, un tiempo que desafía las leyes de la física y la lógica aeronáutica.

Cuando finalmente restableció contacto con la torre de control de Acapulco, un hecho aún más inquietante ocurrió: la voz que hablaba no parecía ser la del joven piloto. Según el controlador de tráfico aéreo Carlos de Kretschy, era como si alguien —o algo— estuviera comunicándose a través de él.

Una voz desde el universo

En una transmisión captada en la frecuencia 118.5 MHz, una voz pausada y envolvente emitió un mensaje que dejó a todos atónitos: “No importamos mucho quiénes somos y de dónde venimos. Bástenle saber que somos seres, habitantes de este universo al que ustedes pertenecen. Nuestro planeta está muchos años luz del de ustedes... Bástenle saber que no están solos en el universo”.

Lo más desconcertante fue que la voz respondió fluidamente en inglés e incluso reaccionó en alemán, aunque con respuestas devueltas en español. Esta habilidad resultaba inexplicable, ya que Pacheco no dominaba ninguno de estos idiomas. La comunicación continuó durante más de media hora, mientras el personal del aeropuerto y las autoridades se congregaban en la torre de control, intentando entender lo que estaban presenciando.

Combustible intacto y un piloto en blanco

Cuando finalmente aterrizó, las condiciones de la avioneta solo añadieron más misterio al caso. Técnicos de Aeroméxico confirmaron que el combustible de la aeronave estaba prácticamente intacto, algo imposible para un vuelo de esa distancia.

Por su parte, Rafael Pacheco parecía estar en buen estado físico, pero presentaba una memoria completamente en blanco. En entrevistas posteriores, confesó no recordar nada de lo ocurrido, salvo una vaga sensación de somnolencia antes de desaparecer del radar.

El impacto de este evento en la vida del joven piloto fue devastador. Aunque muchos lo consideraron una víctima de un fenómeno extraordinario, nunca pudo obtener su licencia de piloto, y el caso lo persiguió el resto de su vida.

¿Abducción o contacto real?

El caso de Pacheco recuerda otros episodios atribuidos a encuentros extraterrestres. Uno de los más resonantes ocurrió en 1978, cuando el cazador Julio F., en la Nacional II cerca de Torremocha, aseguró haber sido abducido. Bajo hipnosis, afirmó que seres alienígenas se comunicaron a través de él como si fuese una antena receptora, al igual que Pacheco.

Estos incidentes plantean interrogantes que aún desafían la lógica. ¿Fue Pacheco abducido? ¿Experimentó un trance inducido por estrés o alguna forma de fenómeno psíquico? ¿O se trató de un contacto real con inteligencias de otros mundos?

Un misterio sin resolver

A pesar de los avances en la tecnología y la ciencia, el caso de Rafael Pacheco Pérez sigue envuelto en el misterio. Las grabaciones originales no se conservan, salvo por un fragmento recuperado por un operador de equipaje que posteriormente lo vendió a investigadores interesados.

Este episodio extraordinario ha quedado grabado como uno de los enigmas más fascinantes de la historia de la aviación en México, recordándonos que, en ocasiones, lo desconocido desafía incluso las explicaciones más razonables.