Impactante

Un vídeo muestra cómo una valla impide a los animales llegar al agua agonizando de calor

Los vecinos de la zona llevan meses denunciando esta cárcel hecha de alambre, que ha provocado la muerte de varios corzos

Una valla impide a los animales llegar al agua agonizando de calor
Una valla impide a los animales llegar al agua agonizando de calor@Alicia82madTwitter

En los alrededores de Valdetorres de Jarama, un tranquilo pueblo de 8.000 habitantes en el este de la Comunidad de Madrid, una valla de alambre ha desencadenado una controversia que gira en torno a la supervivencia de los animales silvestres y la conservación del entorno. El área en cuestión, que abarca unas 120 hectáreas, forma parte de la empresa Sancorganic SLU, especializada en la plantación de pistachos. Sin embargo, esta instalación destinada a proteger sus cultivos ha resultado en una cárcel involuntaria para la vida silvestre, que se encuentra a escasos metros del vital recurso hídrico del río Jarama.

La valla, construida en marzo de 2022 sin considerar las consecuencias ecológicas, ha tenido un impacto devastador en los animales que habitan en los bosques adyacentes. La zona, parte de la Red Natura 2000 y bajo la supervisión del Ministerio de Transición Ecológica, es hogar de diversas especies, incluyendo zorros, corzos, jabalís y conejos. Sin embargo, la estructura de alambre se ha convertido en un obstáculo insuperable para muchos de estos animales, especialmente para los corzos, que luchan por acceder al agua esencial para su supervivencia.

La divulgación de imágenes impactantes de animales atrapados y luchando por liberarse ha desencadenado una creciente polémica. Los defensores de los derechos de los animales y los vecinos del área, junto con la organización animalista Grama, han condenado lo que consideran un trato cruel hacia la fauna. Por otro lado, la empresa pistachera argumenta que la valla es una medida necesaria para proteger sus intereses.

Las autoridades están en el centro de esta disputa, mientras la Comunidad de Madrid lleva siete meses investigando la legalidad de la valla y su impacto en el ecosistema. En la mira también se encuentra la aparente conversión de tierras forestales en terrenos agrícolas para la plantación de pistachos, un cambio de uso que requiere una autorización que no consta en los registros oficiales.