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Mujer pide la eutanasia tras dos años con dolores por Covid persistente

Esta madre de cuatro hijos no puede caminar y tiene insomnio severo, lo que la hace ser una persona dependiente de su familia

Nuevos tratamientos para el covid persistente
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El COVID persistente, una afección que afecta a miles en todo el mundo, ha llevado a Kelly Louise Smith-May, de 39 años, al límite de su resistencia. Contrajo el virus en 2021, y desde entonces, su salud ha ido deteriorándose rápidamente. Lo que comenzó como síntomas típicos de COVID persistente evolucionó hacia una forma más grave conocida como encefalomielitis miálgica grave (EM/SFC), una enfermedad neurológica.

Kelly, madre de cuatro hijos, enfrenta un dolor insoportabley vive en la oscuridad, siendo extremadamente sensible a la luz, el ruido, los olores, el movimiento y el tacto. Su situación ha progresado al punto en que ya no puede sentarse ni caminar, sufre de insomnio severo y solo puede dormir algunas horas al día. La enfermedad ha afectado su capacidad para tolerar estímulos como la música o la televisión.

La mujer, completamente dependiente de su esposo para las actividades diarias, ha llegado a un punto en el que busca la eutanasia para encontrar alivio a su sufrimiento. La historia de Kelly destaca la gravedad de los casos de COVID persistente que, en algunos pacientes, pueden provocar consecuencias devastadoras y afectar todos los aspectos de sus vidas.

El COVID persistente ha afectado a alrededor de 700.000 personas hasta ahora, con impactos significativos en la vida laboral. Ocho de cada diez personas afectadas encuentran dificultades para trabajar normalmente, mientras que el 9,5% ha perdido sus empleos. Pacientes como Kelly experimentan dolor constante, problemas de memoria, respiratorios y fatiga, lo que destaca la necesidad urgente de más investigación y empatía hacia aquellos afectados por esta afección debilitante.