Impacto
¿Qué es la 'defensa de pánico gay'? Una estrategia legal en debate tras el caso de Daniel Sancho
Un acusado heterosexual alega haber reaccionado violentamente debido a un avance sexual no deseado de una persona gay o bisexual "Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Me tenía como rehén. Era una jaula de cristal"
En el contexto del reciente caso de asesinato en Tailandia que involucra a Daniel Sancho y la víctima Edwin Arrieta, ha surgido la discusión en torno a la defensa conocida como "gay panic" o "pánico gay". Esta estrategia legal plantea que un individuo heterosexual acusado de cometer un acto violento contra una persona gay o bisexual alega haber perdido el control y reaccionado violentamente debido a un supuesto avance sexual no deseado por parte de la víctima. El "pánico gay" se presenta como una justificación para la violencia ejercida y busca exonerar parcial o completamente al acusado.
El fundamento de esta defensa se basa en afirmar que la reacción del acusado fue impulsada por una situación de miedo o angustia generada por la presunta aproximación sexual no deseada. A menudo, esta estrategia legal se aplica para buscar la absolución, la reducción de la sentencia o la condena por un delito menor. En algunos países, el "pánico gay" ha tenido éxito en los tribunales, lo que ha generado un debate sobre su ética y consecuencias sociales.
"Él estaba obsesionado conmigo. Me engañó, me hizo creer que lo que quería era hacer negocios conmigo" "Decía que quería meter dinero en la empresa de la que soy socio, que hiciéramos cosas juntos, que fuéramos a México, Chile, Colombia, a abrir un restaurante. Pero era todo mentira. Lo único que quería era a mí, que fuera su novio", estas frases dichas por Daniel Sancho ponen en evidencia la intención de justiciar sus actos a partir de lo que se denomina "Gay pánic"
Resulta relevante señalar que estas defensas legales, fundamentadas en el argumento del "pánico" o "miedo", han suscitado controversia debido a su potencial para justificar actos violentos y contribuir a la estigmatización de las personas LGBTIQA+. La percepción de que un avance o revelación de la orientación sexual o identidad de género de alguien pueda ser motivo suficiente para validar la violencia, cuestiona la igualdad y los derechos de esta comunidad.
En muchos casos, estas defensas son interpretadas como una manifestación de prejuicios y discriminación, ya que refuerzan la noción de que la atracción hacia personas del mismo sexo o la identidad transgénero son provocativas o amenazantes. La idea de que el miedo justifica la violencia refleja una falta de comprensión y respeto hacia la vida.
El caso de Daniel Sancho y Edwin Arrieta subraya la importancia de abordar el uso de estas defensas en el sistema judicial y su impacto en la percepción pública de los crímenes de odio. Reflexionar sobre cómo estas estrategias legales perpetúan la discriminación y promueven una narrativa injusta resulta esencial para forjar una sociedad más equitativa e inclusiva, donde todos los individuos sean tratados con dignidad y respeto, sin importar su orientación sexual o identidad de género. Es crucial considerar cómo estas defensas pueden ser empleadas para blanquear la imagen de un asesino, desviando la atención del crimen y perpetuando estigmas perjudiciales.
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