Cervicales

El trastorno óseo por el que un trabajador recibió la pensión de incapacidad

El demandante, de 52 años, era técnico de control de calidad de automoción y tenía que cargar peso

Coronavirus.- Alemania suma 1.209 casos y eleva el balance de coronavirus a más de 167.000 contagiados y 7.266 muertos
Un empleado trabajando en una fábrica de coches Porsche en la localidad alemana de LeipziglarazonJan Woitas/dpa-Zentralbild/dpa

Conseguir la pensión por incapacidad permanente total puede llegar a ser un camino muy difícil. La Seguridad Social tiene la última palabra cuándo una persona debe recibir esta recompensa, que se otorga cuando, una vez que se ha agotado el tratamiento médico prescrito, el trabajador sigue presentando problemas funcionales que anulan su actividad laboral.

Uno de los casos más complejos es el de un hombre que trabajaba en una fábrica de coche y fue diagnosticado de espondiloartrosis cervical con mielopatía y omalgia en el hombro derecho. En otras palabras: fuerte dolor en la espalda para una persona que realiza trabajos físicos.

Pugnas contra la Seguridad Social

El demandante, de 52 años, trabajaba como técnico de control de calidad de automoción. Sus principales tareas eran manipular objetos y herramientas, cargar peso e inspeccionar los productos terminados o las piezas salidas a fábrica. Sin embargo, cuando llegó a la Seguridad Social, se le denegó la ayuda y se asesoró legalmente para explicar todas sus patologías y sus limitaciones.

Posteriormente, se descubrió que la Seguridad Social se fijó únicamente en las patologías secundarias.

¿Qué es la espondilartrosis?

La espondilartrosis es una forma de artritis que afecta principalmente a la columna vertebral. Es un tipo de osteoartritis en el que el desgaste y el deterioro afectan a las articulaciones de la columna, incluyendo vértebras y los discos intervertebrales. A medida que la gente envejece, es común que se desarrollen algunos grados de espondiloartrosis debido al desgaste natural de las articulaciones con los años.

Los síntomas pueden variar en intensidad y pueden incluir dolor y rigidez en la espalda o el cuello, especialmente después de periodos de inactividad o al despertar por las mañanas. En algunos casos, el dolor puede irradiarse hacia otras partes del cuerpo, como los brazos o las piernas, dependiendo de la ubicación y la severidad de la enfermedad.

El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Esto puede incluir medicamentos para el dolor, terapias físicas, cambios en el estilo de vida como el ejercicio regular y la pérdida de peso, y en casos severos, cirugía para corregir daño estructural.