Andalucía
El éxito de un Mena tras llegar a Andalucía: «Ya no dependo de un proyecto social»
Tras regular sus papeles y hacer prácticas con Málaga Acoge, jóvenes como Hamza y Taoufik consiguen un trabajo
La campaña electoral ha puesto el foco en los menores inmigrantes no acompañados (Menas). Taoufik lo fue y después de cinco años en España por fin puede decir que forma parte de esa generación de jóvenes que están «independizándose», igual que Hamza. Aunque él era mayor de edad cuando llegó, los ha unido formar parte del equipo hostelero de un bar de Málaga como ayudante de cocina y camarero. Antes de esto, sufrieron necesidades en sus países de origen que les obligaron a cruzar el Estrecho en busca de oportunidades. La inexperiencia laboral y la xenofobia dificultaron su supervivencia, complicada de por sí por las trabas burocráticas.
La situación de los «sin papeles» está a la orden del día y encontrar una estabilidad en España llega a ser un arduo camino con el que hombres y mujeres migrantes se ven obligados a lidiar. Sin embargo, la gestión con extranjería es la única vía para acceder a un contrato de trabajo. Por esta razón, organizaciones y empresas, a través de programas destinados a la inserción laboral, trabajan a favor de mejorar la calidad de vida de las personas en riesgo de exclusión; conocen las trabas burocráticas que se les plantea al llegar y facilitan su tramitación. Irene Peñalver, coordinadora del Área de Empleo de la asociación Málaga Acoge, explica el procedimiento que se sigue para acompañar a una persona que se encuentra en esta situación. En primer lugar asisten a actividades prelaborales en las que se imparten cursos enfocados a la formación ocupacional. Cuando se pasa esta fase y la persona ya goza de su permiso de trabajo se realiza una búsqueda de ofertas a través de programas de trabajo como Global Emplea, impulsado por el Fondo Social Europeo, Incorpora, un programa de empleo de la Obra Social La Caixa, y «Sumando Esfuerzos», del Ayuntamiento de Málaga. En este tipo de iniciativas lo que se trata es de ayudar a esa persona a posicionarse mejor en el mercado de trabajo por ejemplo, cómo enfocar de una manera positiva el currículum o las entrevistas.
Hamza formó parte de estos programas con los cursos prelaborales de Málaga Acoge y actualmente tiene un contrato. Aunque el escalón que hace posible la accesibilidad al mercado laboral es poder hacer prácticas en empresas, la intermediación entre la asociación y la empresa posibilita la «inserción directa», algo que señalan positivamente Hamza y Taoufik. Los dos tuvieron que esperar a tener en vigor sus papeles para acceder a un contrato de trabajo. Mientras tanto, ambos hicieron prácticas en la empresa de Fernando hasta que finalmente les contrató.
A base de servir desayunos y recoger mesas, llevan casi un mes dando sus primeros pasos hacia la «independencia» económica. Para Fernando, encargado del establecimiento hostelero de Málaga donde trabajan Taoufik y Hamza, es la primera vez que integra a personas migrantes provenientes de los programas de Málaga Acoge y asegura que está «contento» por contratar a personas que «quieren trabajar». El «perfil» del empleado «se hace con su predisposición», subraya. En general, tanto este como los dos nuevos integrantes del equipo de este bar malagueño coinciden en el buen ambiente que se respira. «Mi experiencia de trabajo ha sido muy buena y estoy contento con los encargados y compañeros que tengo», señala Taoufik. En algunas ocasiones, las empresas se muestran reacias a contratar a migrantes. Sin embargo, Irene asegura que contratar a través de estos programas demuestra que «la empresa no tiene prejuicios» ya que «la necesidad aprieta». Lo que buscan es actitud a la hora de trabajar teniendo presente la sensibilización con personas en riesgo de exclusión social.
Por su parte, Fernando es consciente de las discriminaciones y las dificultades que tienen las personas migrantes para acceder al mercado laboral y ser beneficiarias de un contrato de trabajo. Habla de la «desesperación» de estas personas para entender el trabajo como una necesidad, algo que le «mueve» a ayudar y a contratar a personas que aspiran a tener una vida mejor. Empresas como la suya confían en asociaciones como Málaga Acoge por el motivo de que las personas «vienen recomendadas» y les facilita «el trabajo de selección» ya que estas llegan de los programas de formación con los conocimientos para que la inserción sea «lo más óptima posible». Taoufik y Hamza reconocen que los programas de esta asociación y las prácticas marcaron un antes y un después en sus vidas. El primero señala que ha aprendido el significado de la «responsabilidad con el dinero y con los horarios», lo que le está ayudando a labrarse su «proyecto laboral» de futuro. Con miras a seguir trabajando por la grata experiencia que está viviendo en la empresa de Fernando, Taoufik señala que lo que diferencia su vida de antes con la de ahora es que «ya tengo independencia para seguir mi vida» sin necesidad de «depender de ningún proyecto social». Como estos dos jóvenes, los programas con los que colabora Málaga Acoge insertaron a alrededor de un 65% de personas en riesgo de exclusión en 2018. Entre los tres programas permitieron a más de quinientos malagueños mejorar su nivel de vida.
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