Elecciones

La corrupción descontada

Foto Manuel Olmedo
Foto Manuel OlmedoManuel OlmedoLa secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz

Pese a la ligera bajada del PSOE en todo el territorio nacional (casi un punto y tres diputados), los socialistas andaluces han experimentado una ligera subida (cae un pelín más porcentaje, nueve décimas frente a seis, pero obtiene un escaño más). En la sede regional de la formación, se trata de interpretar este resultado como la prueba de que la complicada cohabitación entre Pedro Sánchez y Susana Díaz puede dar réditos electorales. Sin embargo, y fuera de exégesis partidarias, este refuerzo de la hegemonía constituye la tristísima confirmación de que los votantes casi nunca penalizan la corrupción, por burda y masiva que ésta sea. Le ocurre al PP madrileño, que reina en la alcaldía de la capital y en la comunidad, y pasa con estos rebañadores del presupuesto, dos de cuyos ex presidentes más un pelotón de consejeros esperan la sentencia de los ERE, artificialmente retrasada hasta después de los comicios por esas cosas que pasan en los juzgados. Y mira que los demás se empeñaron en coronar la campaña con el vodevil de la comisión parlamentaria… Esta consabida tolerancia de la ciudadanía al «choriceo» supondrá un factor decisivo en la anunciada batalla por el control del PSOE-A, donde el «sanchismo», Gómez de Celis y Carmen Calvo, desea sustituir a la actual lideresa por Juan Espadas o María Jesús Montero. Pero si se da ya por descontada la factura de la mangancia, ¿es conveniente demoler una maquinaria que, aunque gripada en los últimos años, lleva cuatro décadas cebando las urnas? A medida que el siglo XXI avanza, el voto se vuelve más volátil, por lo que no parecen prudentes estos giros copernicanos que desconciertan a los propios y hacen que los extraños atisben nichos donde sólo veían monolitismo. A ver si el vejete se va a dar cuenta de que los médicos se los mandan otros.