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Elcano: la vuelta al mundo para huir de un ajuste de cuentas

Un libro de relatos narra perspectivas alternativas de la histórica gesta

El escritor e historiador Andrés Nadal en Sevilla
El escritor e historiador Andrés Nadal en SevillaManuel Olmedo

Todos conocemos la historia de la primera vuelta al mundo. La gesta a cargo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano cumple este año su 500 aniversario, pero esta ruta va más allá. El relato hegemónico que pervive en la cultura popular permite conocer aspectos sobre la primera circunnavegación pero, se aleja de lo relacionado con las vivencias más personales de aquellos que la presenciaron. Un grupo de historiadores y escritores han contribuido a desvelar crónicas y memorias desconocidas que también formaron parte de la gesta, recopilándolas en el libro «La primera vuelta al mundo».

La obra está formada por seis relatos escritos por Eva Márquez, Mauro Barea, Álvaro Márquez, Antonio Díaz, M.C. Orcero y Andrés Nadal, «especialistas en la historia más íntima y menos conocida» de seis personajes en los que han ahondado: desde los capitanes hasta la vida de un grumete «para ver cómo reaccionaban dentro del contexto histórico de la época», una misma historia contada desde seis perspectivas diferentes a base de biografías de quienes estaban allí para contarlo.

Andrés Nadal dedica su relato a la vida Juan Sebastián Elcano, sucesor al frente de la expedición tras la muerte de Fernando de Magallanes, antes de incorporarse a la travesía. Más allá de su papel de marino, se vio obligado a adentrarse en el proyecto de la primera vuelta al mundo porque «estaba perseguido por la justicia». Nadal cuenta en tercera persona los entresijos a los que Elcano tuvo que hacer frente para sobrevivir, donde el único lugar seguro que garantizaba su libertad era América.

Después de haber servido a la Armada española, según los estudios en los que se basa el autor, Elcano no recibió la cuantía estipulada, por lo que carecía de recursos suficientes para pagar a sus hombres. La única solución que encontró fue solicitar un crédito para repartir los salarios. Sin embargo, el banquero al que se lo pidió subastó el barco de Elcano, un gesto que, en tiempos de guerra, cobró el marinero siendo perseguido por la justicia obligándole a huir «lo más lejos posible». Aunque «la venta no fue suya, la responsabilidad legal sí», lo que hizo al navegante refugiarse en Sevilla, ciudad en plena efervescencia. Allí Magallanes se dio cuenta de que necesitaba a alguien como él, un profesional en el ámbito de la marinería de guerra para emprender el apasionante proyecto de dar la vuelta al mundo.

Para el escritor de la crónica vital sobre el vasco –desde antes del viaje hasta el día de su muerte tres años después por escorbuto–, este tipo de relatos sobre las historias individuales de los personajes permite alejarnos de los datos «objetivos» para adentrarse en la historia sin esfuerzo. Según Nadal, «conocer la historia con placer» mediante anécdotas de este tipo es sinónimo de aprender «no solo con el cerebro, sino también con el corazón».