Andalucía

EL POPULISMO ES ESTO

Sesión de control al Gobierno en Parlamento de Andalucía
El portavoz del grupo parlamentario de Vox, Alejandro Hernández, en la sesión de control al Gobierno en el Parlamento de Andalucía en Sevilla. EFE/Julio MuñozJulio MuñozEFE

Alejandro Hernández, portaVox en la cámara regional, escabechó al admirable Francisco Serrano cuando algún cabeza de huevo de Madrid aconsejó a los bisoños líderes de la formación derechista que debían desideologizarse para ganar respetabilidad. Se habla a menudo de las «dos almas» del PSOE en dialécticas históricas (Largo Caballero-Besteiro) o actuales (Felipe González-Pedro Sánchez) pero todas las formaciones tienen algo de Jano bifronte, y no a iba a ser menos la novedad de la XI legislatura del Parlamento de Andalucía, esa docena diputados que irrumpieron temidos como una horda de hunos. Sin embargo, el tiempo los ha revelado acomodaticios, cortoplacistas, demagogos, miserables, embusteros e ineptos: populistas, en suma, azules que apenas se distinguen su némesis roja por el atuendo y tenor de las supersticiones de cada cual. Los habríamos querido más fachas, en el digno sentido que la progresía faltona le confiere al término, y menos integrados en lo peor del sistema politiquero. Ayer se votaban en las Cinco Llagas las propuestas de los grupos al término del debate general de Sanidad. Sus Voxísticas Señorías, esa colección de cráneos privilegiados, apretaron el botoncito del «sí» cuando querían decir «no» y viceversa. No deja de tener su gracia que los anales registren para la historia el apoyo a una moción en pro de «una educación afectivo-sexual» de estos Campeones de la Caspa y la Carcunda (CC&C), aunque se pierde mucho por un momento de risa. ¿Qué tiene un electo mejor que hacer que fijarse en lo que vota? ¿Ésta es la seriedad con la que se toman su trabajo? ¿Todo lo hacen igual? Son preguntas cuya respuesta inquieta, pero mucho menos que la certeza de que nada de lo que se hace en el parlamento autonómico le importa a nadie una higa hasta que unos zotes se equivocan.