Andalucía

Internet, un aliado para el «cuidado trasnacional»

En la población inmigrante la conexión por nuevas tecnologías es clave para que padres e hijos mantengan el vínculo. Accem reclama que se incluya estos gastos en las ayudas

Muchos menores migran con uno de sus progenitores y el otro se queda en su país
Muchos menores migran con uno de sus progenitores y el otro se queda en su paísPaquetEFE

No pocas veces una llamada desde el otro lado del Estrecho ha salvado la vida a los tripulantes de una patera perdida en alta mar y no es raro verles desembarcar sin apenas pertenencias pero velando por sus móviles como sus bienes más preciados. Las nuevas tecnologías tienen «un alto protagonismo en todo el proceso migratorio, desde la salida del lugar de origen al proceso de adaptación escolar, social y cultural al nuevo entorno, pasando por el mantenimiento de los lazos familiares y afectivos en la distancia y en el ocio». Por eso, la ONG Accem, en su informe «Brechas 2.0: el impacto de las brechas digitales en niños y niñas de familias migrantes y refugiadas», no duda en reclamar que los planes y programas de atención y acogida a este colectivo «contemplen los gastos tecnológicos» como la contratación de servicios de internet y la adquisición de móviles y ordenadoras para la conexión como «gastos básicos para el desarrollo de una vida normaliza en España». Más aún en el caso de los menores que mantienen a uno de sus progenitores o a los dos lejos, para quienes las nuevas tecnologías suponen «otras formas de cuidar desde la distancia» y para sus hijos un aliado para mantener «el equilibrio emocional».

«El mundo virtual se convierte en soporte emocional tanto para las personas que emigran como para aquellos familiares que permanecen en los países de origen”, recoge el informe de Accem, realizado por las investigadoras María Felisa Círez y Rocío López a partir de cien entrevistas a padres y niños inmigrantes así como cinco grupos de discusión con 21 adolescentes extranjeros de entre 14 y 19 años tanto de Marruecos como de países latinoamericanos como El Salvador, Colombia o Venezuela y de Europa del Este.

«Mi papá y mis hermanos están allá en El Salvador, para nosotros es esencial el teléfono», relata una niña salvadoreña de 15 años, mientras otra nicaragüense de 14 que reside en España con su tía explica que le dicen que su madre «la extraña mucho» y pregunta «cuándo voy a regresar, por eso hablo más con ella, para que no se sienta triste».

Las videollamadas y los programas de mensajería instantánea suponen una herramienta clave para estas «familias trasnacionales» y permiten un contacto más frecuente que el que relata un padre colombiano que tenía con su madre cuando emigró a Estados Unidos a los 12 años. «Me tocaba enviar cartas a mi madre y eso llegaba a los 8 o 15 días, y llamadas pero eran muy costosas. En cambio ahora es como si estuviera aquí pegado», reconoce sobre las ventajas de Whatsapp que utiliza con su hija de 13 años.

También las nuevas tecnologías facilitan a los padres que se quedan en el país de origen seguir la evolución escolar de sus hijos, menores que a veces llegan a mitad de curso para adaptarse a un sistema educativo diferente al de su país y en otro idioma.

Como en el caso de la población autóctona, los factores socioeconómicos condicionan el acceso a las tecnologías de las familias inmigrantes con menos recursos. Pero a ello se unen otros como los problemas de cobertura en los países de origen ya que muchos emigran «desde zonas rurales» donde permanece parte de su familia. Incluso «la diferencia horaria también es un hándicap». No obstante, el deseo de mantener el contacto es también un impulso para los más mayores en estas familias para ponerse al día y muchos niños se convierten en los «interlocutores culturales e idiomáticos» en el día a día en el país de acogida y también en las redes sociales e internet.

En los inmigrantes, la brecha digital no sólo tiene condicionantes socioeconómicos y tecnológicos, también culturales y en ambas direcciones. Es la parte negativa que destaca el informe, la difusión de ataques de odio, xenófobos y bulos que merman la autoestima de los menores extranjeros y pueden provocar su aislamiento. Pero también hay choques culturales que hacen que en las familias, tanto las que les acompañan como las que quedaron lejos, sientan ciertos miedos que les lleven a restringir su uso por ejemplo, la difusión de prototipos «hipersexualizados» de niñas en las redes sociales y el dominio del estereotipo de varón blanco de alto nivel económico.

Por ello Accem reclama «identificar y frenar los mensajes xenófobos, discriminatorios y criminalizadores», crear herramientas de verificación de datos además de sensibilizar a la sociedad contra los bulos, fomentar mensajes positivos para contrarrestar los prejuicios y temores, desarrollar herramientas digitales adaptadas a diferentes idiomas –sobre todo para uso escolar–, transmitir en las redes imágenes que reflejen la diversidad racial y cultural.

Con todo, tras examinar pros y contra, las autoras del informe destacan que «los cuidados trasnacionales» que se implementan en familias que no conviven en el mismo lugar «son un excelente ejemplo de cómo las tecnologías hacen posible que las personas extranjeras sigan manteniendo y cuidando a sus familias a pesar de la distancia geográfica y muestren el interés que tienen por ellas a pesar de las dificultades que entraña». Y ello tiene una clara incidencia en su bienestar emocional.