Andalucía

Violeta Aragón: «La falta de inversión pública en Málaga nos hará perder bienestar y competitividad»

La gerente de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga denuncia que “la inestabilidad política e institucional generan miedos que afectan a la inversión”

Violeta Aragón, gerente de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga
Violeta Aragón, gerente de la Asociación de Constructores y Promotores de Málagalarazon

a Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP) aplaude que la provincia haya absorbido la práctica totalidad del importante volumen de viviendas en «stock» que dejó años atrás el «boom» inmobiliario, a partir de un remanente cifrado en torno a los cinco mil inmuebles en el contexto de un mercado en el que se venden con cierta celeridad las nuevas unidades. Confía en que en 2020 se consoliden las grandes operaciones que en el ámbito de la promoción inmobiliaria se han sellado en la capital de la Costa del Sol.

–¿Cómo ha ido el año para el sector de la construcción en Málaga?

–Pues el año 2019 se concluye con balance positivo, gracias a la inversión privada en el ámbito del residencial. Sin embargo la inversión pública ha caído drásticamente. Si echamos la vista atrás, en el año 2018, al tercer trimestre se habían visado 5.333 viviendas frente a las 5.850 del mismo período en 2019 (un incremento del 9,6 por ciento). Con esta previsión de crecimiento proyectado a todo el año, acabaríamos 2019 en aproximadamente 8.300 viviendas visadas, cifras que entendemos se mantendrán también en el año 2020, con estabilización en la costa occidental, pero un incremento de la actividad en la oriental. En 2018, al tercer trimestre se habían vendido en Málaga 25.065 viviendas, frente a las 22.706 de 2019, con un descenso del 10 por ciento. Aún así, Málaga se sitúa en cuarta posición a nivel nacional en el número de operaciones realizadas en los últimos doce meses, por encima de las 30.000 transmisiones, sólo superada por Madrid, Barcelona y Alicante. Si hacemos la ratio de número de ventas de vivienda por cada mil habitantes, Málaga se ha situado en segunda posición, con 18,19 casas vendidas (tras Alicante con 20).

–Con esos mimbres, ¿cómo va a concluir el año?

–Creemos que terminaremos en cifras similares a las de 2018, cuando se vendieron 32.438 viviendas, cifra estable desde 2017 y que estimamos se mantendrá también en 2020 o incluso crecerá ligeramente, al coincidir la entrega de las viviendas que se visaron en 2018, donde hubo un repunte de viviendas iniciadas.

–¿Se ha conseguido dar salida a la bolsa de viviendas en «stock» que pesaba sobre la provincia?

–Podemos decir que en Málaga se ha absorbido prácticamente en su totalidad el remanente de viviendas en «stock» que quedaron del anterior ciclo alcista, y es lo que está activando nuevamente la promoción de viviendas en aquellos lugares donde, existiendo demanda, ya no había oferta disponible.

–¿A qué achacan la drástica caída de la inversión pública?

–La inversión de las administraciones públicas en nuestra provincia ha sufrido una descenso del 30 por ciento. Esas cifras sitúan Málaga a la cola de inversión a nivel nacional, y se ve muy claramente si hacemos la ratio de inversión anual por habitante. En Málaga se habrían invertido 140 euros por habitante y año, muy alejados de los aproximadamente 300 euros que se han invertido de media en Andalucía o los 400 que de media se han invertido en España. No hay que olvidar que la inversión pública es uno de los motores de la economía, ya que es el sector que produce una mayor actividad inducida; cada euro invertido en obra pública genera una actividad inducida por el mismo importe en otros sectores. La obra pública viene para generar bienestar para los ciudadanos, vertebrando y cohesionando el territorio, reduciendo la afección medioambiental o generando servicios hospitalarios, educativos, etc. La falta de inversión pública nos hará perder bienestar ciudadano y competitividad frente a otros territorios.

–Así las cosas, ¿qué pedirían a las administraciones públicas?

–Estabilidad política para acometer las reformas necesarias, a fin de generar confianza en nuestra economía, pues la inestabilidad política e institucional generan miedos que afectan a la inversión.

Superar, de una vez por todas, las incertidumbres de los plazos en las tramitaciones administrativas. Con ello conseguiremos atraer inversión y también recortar costes en el proceso de producción, que luego repercutan en el precio final de venta y que podrían ser fácilmente evitables. Le pido también agilidad en todos los trámites, desde la puesta en carga de nuevos suelos hasta cualquier trámite en la gestión de una promoción inmobiliaria. La escasez de activos finalistas supone también incrementos en el producto. En definitiva, mayor inversión en obra pública.