Andalucía
Actor de Bandera(s)
La nominación de Antonio Banderas para un Oscar en una de las categorías reina, la de actor protagónico, no sólo corona la trayectoria simpar del malagueño, sino que certifica con altavoz mundial el nacimiento de la industria audiovisual andaluza. El cine del sur es reconocido en España y ahora amenaza con triunfar en todo el orbe gracias a su mejor embajador, un personaje que ha sobrevivido sin mancharse a más de treinta años de infecta politización del sector en el que trabaja y que ahora resiste los embates de la horda podemita, celosa ante todo aquel que brilla por sus propios medios. Está bien ser admirado por el arte, pero está mucho mejor generar trabajo y riqueza gracias al arte. Banderas ha logrado la cuadratura del círculo, porque aúna ambas virtudes y ese beneficio económico redunda en su ciudad natal, donde se ha encontrado con la complicidad de un alcalde (del PP) que ha desconsiderado los susurros intoxicados de quienes le recordaban que, durante muchos años, prestó su imagen para campañas comerciales de la Junta (del PSOE). En «Dolor y gloria», la película de Pedro Almodóvar que le ha valido este reconocimiento, se consagra como un intérprete dramático y poliédrico de primer orden, para lo que debió incluso empequeñecerse: era la única forma de satisfacer sin dar el cante el ataque de egolatría que le dio al director manchego, un alfeñique, cuando quiso que él, un adonis, encarnase a un personaje que es claramente autobiográfico. No ganará la estatuilla, predestinada para un monstruo como Joaquin Phoenix («Joker») al que sólo podría toserle una supernova como Leonardo DiCaprio («Érase una vez en... Hollywood»), pero su presencia en el quinteto de aspirantes es ya un triunfo de magnitudes oceánicas. Paisanos así hacen que cualquiera se reconcilie con el terruño.
✕
Accede a tu cuenta para comentar