Andalucía
Rubi se suicida en Vallecas
Eliminado de la Copa del Rey. El Betis, con una alineación que invitaba a la proeza del rival, evitó perder el partido, se puso por delante en la prórroga pero acabó cayendo en la tanda de penaltis
La tanda de penaltis dejó al Betis fuera de la Copa del Rey. Mejor dicho: una cadena de decisiones espantosa, un partido malísimo y dos penaltis a las nubes de Joaquín y Tello dejaron al Betis fuera de la Copa del Rey. Otro fracaso.
Toda la seriedad que transmitía la alineación de Portugalete, empezando por Joel Robles, se desvaneció cuando Rubi entregó la hojilla en Vallecas e incluía entre los once a Dani Martín, portero electrónico, y al cuasi debutante Guido Rodríguez. Pagó su osadía el técnico barcelonés, porque la noche madrileña fue, además de gélida, de cuchillos largos. Se intuyó el sufrimiento durante una primera parte horrenda, en la que sólo el Rayo generó algo de peligro, al rematar alto Montiel una jugada de Luna por la izquierda.
Sin chispa en el centro del campo, con los dos nuevos la mar de despistados, el Betis permitía que los de Paco Jémez tocasen desde su área. Parecía que el plan consistía en que Fekir o Borja Iglesias pescasen el balón de la victoria. Demasiado poco, porque el rival sí deseaba avanzar en el torneo y se adelantó en la primera acción de la segunda parte, al rematar Catena solo un córner tirado al segundo poste. Le remataron en las narices a Dani Martín, un portero que reivindicó su condición de suplente y, por Dios, que no se resfríe el titular.
La suerte que tuvo el Betis fue que quedaban muchísimos minutos para reaccionar. La desventaja espoleó a los béticos, los del césped y el del banquillo, y la reacción fue inmediata. Le ganó el portero Morro un mano a mano a Fekir, metió Rubi toda la tralla ofensiva que tenía a su vera y enseguida quedó claro que la noche se le iba a hacer larga a los franjirrojos si decidían defender su renta sin amenazar la portería contraria.
Sin crear demasiadas ocasiones, el Betis cercaba la portería de un Rayo que pecó de ingenuo en la acción del empate, pues ya se encaraba la recta final y se dejó pillar en una contra. Fekir batió la primera línea de presión, Borja tiro un centro raso, muy tocado y desviado por un defensa, y Joaquín entró como un trolebús para marcar en boca de gol. Catena y Loren, ocasión por barba, pudieron evitar la prórroga pero el dieciseisavos se fue al tiempo extra.
La gran diferencia entre la Primera y la Segunda es la calidad de los puntas, de gente como Loren, capaz de fabricar un gol de la nada en la prórroga, con un remate de efecto diabólico a la media vuelta. Tello y Aleñá fallaron con el descabello en dos ocasiones clarísimas y Andrés Martín mandó el duelo a la tanda de penaltis, ese ejercicio que nada tiene de lotería.
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