Coronavirus

Días de pandemia

“Se habla mucho de cuántos niños van a ser concebidos en este aislamiento, de cuántos divorcios van a estallar”

Cuarto día laborable del estado de alarma por coronavirus en Sevilla
Un motorista transita las calles del centro durante el cuarto día laborable del estado de alarma por coronavirus, (Covid-19) en SevillaMaría José LópezEuropa Press

Lunes

Sevilla parece un sueño. La Avenida de la Constitución está desierta esta mañana. El sol ilumina con rayos oblicuos la catedral, el aire está frío, limpio y callado. Una vagabundo le explica a una pareja de policías que ya le gustaría tener casa en la que aislarse. Las únicas que parecen más perplejas que yo son las palomas que esperan las migas del desayuno en los espacios que han dejado las desaparecidas mesas de las terrazas. Me pregunto si, al margen de la destrucción, es así como se ve una ciudad en guerra. Y luego me recuerdo que estamos en otro tipo de guerra y que ya hay muchas bajas en nuestro bando.

Martes

Siempre he pensado que si llega el fin del mundo lo primero que haría es ir a donde estuviera mi amigo G. Sabe de todo para sobrevivir en el caos. Lo mismo hacer fuego con dos palos que identificar setas comestibles, arreglar un enchufe o fabricar una silla o un armario. Esto me lleva a pensar en qué profesiones serían útiles en ese momento. Los médicos, por descontado. Los ingenieros, los soldados, los agricultores. Siempre pienso que los periodistas no haríamos falta. Pero en esta situación, aunque no sea el fin del mundo, se demuestra con creces que es imprescindible nuestro trabajo. Pruebe a informarse en las redes sociales. Busque el mal llamado “periodismo ciudadano” y siga sus indicaciones. A ver cuánto tarda en comenzar a toser.

Miércoles

Los que ya vivían mucho tiempo dentro. Los mayores solos cuya rutina no ha cambiado apenas. Los hijos sin padres, los padres que han perdido a sus hijos. Los que no pueden aislarse en casa porque no la tienen. Los que nunca encontraron a nadie para compartir su vida y no salen porque no tienen nada que hacer ni con quién. Solos, siempre.

Jueves

Mi amigo C está en un buen lío. Hace un par de semanas que lo ha dejado con su ya ex novia. No es un drama, ambos son talluditos y han terminado la relación como adultos. Además ya estaba muy deteriorada porque a lo habitual en cualquier historia se añade que mi amigo no había llegado a congeniar con la hija de ella ni esta con las dos hijas de él. El lío es que viven todos juntos, los cinco, en la misma casa. Se iban a mudar por separado este mes. Feliz día del padre.

Viernes

Se habla mucho de cuántos niños van a ser concebidos en este aislamiento, de cuántos divorcios van a estallar. Decía el gran Azorín que el ocio es el amigo de la creación y la gestación artística. Me pregunto cuántos proyectos de novelas, guiones, pinturas, composiciones musicales o cómics largamente pospuestos van a cobrar vida en estos días de clausura más allá de las acciones efímeras que se vuelcan todos los días en redes sociales. Imagino una revolución artística al terminar el decreto. Una nueva generación de poetas, pintores, novelistas, músicos que florezca desbocada con la primavera gracias a este aire limpio al que la polución ha dado un respiro.