Andalucía

La abuela de la niña atrapada con sus padres en una isla de Filipinas pide que “no los abandonen” porque su hija “es asmática”

El coronavirus ha alcanzado a Boracay, donde el centro sanitario y el hotel en el que se alojaban han cerrado

Si el coronavirus ha puesto el futuro de todos en suspensión, en su caso parten de un presente “aterrador”. Álvaro Lorenzana y Amara Calderón se trasladaron desde Sevilla “hace unos 40 días” a Filipinas con su pequeña hija India y se han quedado atrapados en su última parada del viaje: la isla de Boracay, de poco más de 10 kilómetros de superficie.

La madre de Amara, Encarna Vega, explica a LA RAZÓN que “durante todo el tiempo han estado en contacto con otros españoles que se encontraban allí” y con el consulado, desde donde “los avisaron en un momento determinado”, cuando el Covid-19 desmoronó solideces y asustó al mundo entero, de que “había un último avión para Manila que salía desde otra isla cercana, en la que existe un aeropuerto internacional”. “Pero allí no les garantizaban nada, ni podían decirles cuándo ni cómo podrían volver a España, por lo que, como entonces en Boracay no había infección, decidieron quedarse allí”, condensa Encarna. Pero el escenario en el que se mueve esta familia de andaluces ha cambiado en las últimas horas. Han clausurado el centro sanitario que estaba operativo porque “el médico se ha infectado y las enfermeras están en cuarentena” y los “han echado del hotel porque cerraba”, explica Vega. Añade que su yerno “ha conseguido que les permitan entrar en otro lugar, una especie de ‘resort’, pero no saben hasta cuándo podrán quedarse en él”, lamenta.

Pide que nos los abandonen a su suerte porque su hija “es asmática”, su nieta tiene sólo “tres años” y Álvaro empieza a notar el peso de “la responsabilidad” que siente en forma de síntomas de agobio.

Asegura que a través de uno de los teléfonos habilitados por el Gobierno central les han informado de que “en Filipinas los vuelos no están cerrados, aunque muchas compañías no quieren volar”, por lo que “los aviones llegan a cuentagotas”. Es consciente de que “están haciendo lo que pueden” y sabe que “deben estar desbordados”, pero suplica que “no los abandonen” porque su hija pertenece a unos de los “grupos de riesgo” y temen que el coronavirus corra en la isla como la pólvora.

“Lo suyo sería que se fletara un avión para recoger a los más de 400 españoles que hay en Filipinas, la mayoría en Manila, para traerlos a donde sea de Europa”, plantea, para apostillar: “Si no se puede, al menos que los saquen de la isla para trasladarlos a Manila y llevarlos a un lugar más seguro”, casi suplica. Este periódico ha podido saber que desde la Delegación del Ejecutivo central en Andalucía ya se han puesto en contacto con Lorenzana. Les han solicitado una serie de datos y les han comunicado que conectarán con el Ministerio de Exteriores para que “hagan todo lo necesario para ayudarlos”. Sus familiares y amigos quieren confiar en que así sea y no caigan en el olvido.