Coronavirus
El sector nupcial, entre lo malo y lo peor
El 95% de las comuniones se ha anulado, la mitad del negocio está parado y se van a dejar de obtener un 50% de beneficios
El sector nacional de las bodas y comuniones tiene por delante dos escenarios: uno malo e inmediato y otro peor a medio plazo, ya que los efectos de la pandemia por el Covid-19 se ha cebado ya con ellos.
Por lo pronto, el 95 por ciento de las comuniones se han anulado, la mitad del negocio está por completo parado y se van a dejar de obtener un 50 por ciento de beneficios, que muchos señalarían incluso como pérdidas.
Para aclarar, ese 5 por ciento de comuniones celebradas serían en familia, frente a lo que empezaba a ser habitual en los últimos años de eventos sociales a modo de "minibodas" y numerosos invitados, mientras que si la mitad de los negocios siguen funcionando es porque en los talleres se confeccionan trajes ya encargados para el segundo semestre del año.
Esos dos escenarios a los que se enfrenta este multitransversal sector, según explica a Efe Manuel Maya, director de Expobodas, son los desplazamientos de celebraciones desde el primer al segundo semestre del año, sobre todo a septiembre, octubre o noviembre, que conllevaría la desaparición de numerosos negocios, pero que sería "reversible".
Un segundo caso “caótico” sería en el que no se puedan celebrar este año, algo que causaría estragos. “Hay ya muchas celebraciones que se han aplazado a 2021 por lo que pueda pasar”, señala.
No hay que pensar en las bodas sólo en vestidos y convites. También la hostelería en general "come" de esto, con hoteles donde alojar a los ciento de invitados, locales de celebración y hasta catering que en esos días, a partir de mayo, sobre todo, nutren las celebraciones.
“Habrá muchos efectos colaterales”, advierte Maya, con ERTE y autónomos que saldrán perdiendo y un “reajuste importante del sector” en número y tamaño de las celebraciones a partir de ahora. Por lo menos el que sobreviva la crisis.
"La zona de confort en la que nos hemos movido todos en los últimos tiempos va a desaparecer y habrá que aprender de nuevo a moverse", avisa el director de Expobodas.
Ya ocurrió en la crisis económica de 2008. "Nuestra cultura es nuestra principal fortaleza, en el sentido de que las bodas van a continuar, ajustadas económicamente y buscando de donde no hay, pero se descarta la suspensión porque es el evento social más importante de nuestra vida", explica Manuel Maya.
Pero la situación actual es por completo diferente y hay una inmensa incertidumbre con el futuro. "Y de esto no se libra ninguna comunidad autónoma, aunque quizá en Andalucía y Castilla-La Mancha sean acontecimientos más profundos que en otras zonas del país, la crisis es generalizada".
Pero se trata, igualmente, de un sector que rezuma optimismo. "Vamos a salir de ésta, lo tenemos clarísimo", expone a Efe Manuel Jesús Adame Moro, presidente de la Asociación de Empresarios de Fuente Palmera, que organiza una de las ferias nupciales más importantes del país.
Por lo pronto, es consciente de que la desescalada no será igual en todo el país y en este punto, por ejemplo, la provincia de Córdoba está mucho mejor posicionada que otras, incluso de Andalucía, para salir antes a la ya anormal "normalidad".
"Llevamos más de 45 días preparándonos para la salida, a base de sesiones de coach, infinitas reuniones telemáticas o cursos impartidos por las redes sociales para que el impacto sea el menor posible", señala esta incansable representante de la patronal, que no para de estar en contacto con el resto de empresarios de su municipio dando ánimos y recopilando necesidades.
"Aquí estamos hechos de una pasta distinta y nuestra clientes están repartidos por todo el mundo y ahora se está trabajando de cara a las bodas de octubre que todavía siguen en pie y a las que hay que servir", añade Adame.
Estas cuestiones van a servir para que el sector "salga más unido que nunca de esta situación, simplemente se trata de saber adaptarse a las nuevas necesidades de la gente y aprovechar mejor cada estación".
Es el caso, por ejemplo, de la Navidad “que habrá que hacerla más atractiva si cabe”, o de elaborar campañas promocionales con mucha más cabeza para la recuperación y recordando al cliente que “estuvimos a su lado en época de crisis y ahora se necesita el apoyo de todos cuando esto acabe”. El futuro es incierto, aunque todavía no es del todo negro.
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