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La «pandemia» de la pornografía: cuando el sexo se aprende del móvil a los 14 años

El Defensor del Menor andaluz alerta del auge del consumo por internet, ligado a la mayor violencia sexual contra las mujeres

Informe del Menor de Andalucía registra 5.585 actuaciones en 2019, el 44% son quejas, y advierte escasez de pediatras
La presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, recibe el informe del Menor de 2019 de manos del Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús MaeztularazonPARLAMENTO DE ANDALUCÍA

Un móvil e internet. Esas dos herramientas son la vía para que la mitad de los niños accedan a la pornografía y cada vez lo hacen antes: de media a los 14 años, pero algunos adelantan la visión de contenidos inapropiados a los 8 años. Unos la ven para masturbarse (un 43% de los menores), un 40% busca vídeos de sexo por curiosidad y un 25% lo hace para aprender sobre relaciones sexuales, según el estudio titulado «Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales», elaborado por entidades del Tercer Sector y que recoge el Informe anual del Defensor del Menor de 2019, entregado ayer a la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet. Sobre esos datos, Jesús Maeztu alertó de una problemática creciente que calificó como «pandemia sexual» y señaló la necesidad de que «esa realidad deje de estar oculta».

«Los padres tienen que atreverse a hablar mucho más claro y permitir un debate abierto» que, en su opinión, debe extenderse a la escuela, con «una reflexión en las aulas sobre la sexualidad, los afectos y las emociones» como parte de la educación de adolescentes. El informe, que el año pasado incidió en las casas de apuestas, analiza los datos de diversos estudios relativos al uso de internet, destacando que el modo de acceder a la pornografía suele ser la búsqueda (27,1%), pero también el encuentro fortuito, lo que sucede en el 14,7% de los casos, algo que el Defensor considera «inquietante». La situación se agudiza teniendo en cuenta que casi el 93 por 100 de los menores entre 10 y 15 años usan la red y dos de cada tres tiene teléfono móvil.

El informe recoge que esos contenidos «se están convirtiendo para muchos niños, niñas y adolescentes en su principal fuente de información y educación en materia de educación afectivo sexual». E incluso acaba siendo una fuente de dependencia, lo que los expertos denominan «pendiente resbaladiza»: un entretenimiento pasajero que acaba convirtiéndose en una adicción. ¿Y cuáles son las consecuencias? Según el Defensor, esto «incrementa el riesgo de agresiones y violencia sexual y cosifica a la mujer», quedando «reducida a un objeto sexual disponible». Maeztu consideró un ejemplo claro de ello la proliferación de casos como el de «la Manada», donde un grupo de hombres viola a una joven y graba su delito para exhibirlo. «Antes que la prohibición está la educación. Los poderes públicos deben ayudar a las familias en las responsabilidades parentales. Que dejen de creerse ya que el niño es tonto porque está entrando en un ordenador sobre el que no tiene control», aseguró.

Esta cuestión es solo una del extenso documento, que refleja que el Defensor del Menor de Andalucía realizó 5.585 actuaciones, de las cuales 2.454 se refirieron a quejas –1.789 iniciadas ese mismo año, 29 de oficio–,y el resto procedente de años anteriores, así como la atención de 3.131 consultas. Además, alertó de que la pandemia sanitaria de la covid «recrudecerá» los problemas que afectan a los niños y adolescentes, como el acceso a la educación y sanidad en zonas rurales o el maltrato.