Guardia Civil

La Guardia Civil desarticula una peligrosa banda de atracadores en Granada

Algunos de los ladrones aprovechaban los permisis penitenciario para cometer los atracos

Imágen de uno de los atracos
Imágen de uno de los atracosjmzgra

La Guardia Civil ha desarticulado una peligrosa banda de atacadores que tenía su base en el barrio de Almanjáyar de la capital granadina, especializados en el robo a gasolineras, supermercados, establecimientos de hostelería y tiendas de telefonía móvil. Se les atribuye la autoría de al menos 30 robos con violencia e intimidación, entre otros.

Han sido detenidas 11 personas, entre 16 y 31 años de edad, todos con antecedentes policiales, en las localidades de Atarfe y Granada. Algunos estaban ya cumpliendo condena y aprovecharon sus permisos penitenciarios para cometer los atracos.

Durante los registros practicados en los domicilios se han recuperado una pistola simulada de las que utilizaban en los atracos, dos teléfonos móviles robados, ropas y efectos relacionados con los robos investigados.

Las primeras pesquisas de la Guardia Civil apuntaban a un grupo de jóvenes delincuentes de la localidad de Atarfe; aunque más tarde hubo que ampliar las investigaciones al descubrir un segundo grupo de atracadores en el barrio de Almanjáyar de Granada y que ambos estaban conectados. Dos de los detenidos se habían conocido en un centro de menores y habían conseguido unir la banda de Atarfe y la de Almanjáyar en una sola con el fin de ampliar su horizonte delictivo, ya que los robos se extendieron por toda el Área Metropolitana.

Esta banda entraba en los establecimientos armados con pistolas, subfusiles, catanas y machetes; amedfentaban a sus víctimas, a las que no dudaban en golpear si hacía falta, para apoderarse de la caja registradora y huía luego en motocicletas o coches robados previamente.

Todos los integrantes de esta banda ya habían sido detenidos anteriormente por hechos similares, por lo que tenían experiencia y eso se traducía en que tomaban medidas de seguridad que dificultaron mucho su identificación. Para ello, ocultaban su rostro con cascos integrales, gafas y pasamontañas para que no se las reconociera en las imágenes de las cámaras de seguridad. Además, la ropa que utilizaban en los atracos no la guardaban en sus domicilios; utilizaban coches y motos robadas de los que se deshacían después y disponían de una base de operaciones en un piso.