Andalucía

Condenan a un vecino de Huelva a diez años de cárcel por violar a su hija menor

La víctima le contó los hechos a una amiga y esta al personal docente de su centro escolar

Audiencia provincial de Huelva/Google View
Audiencia provincial de Huelva/Google Viewlarazon

La Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a diez años y un día de prisión a un hombre por abusar sexualmente de su hija de 13 años en el domicilio familiar aprovechando que los dos se encontraban solos y atrayendo su atención de ella hasta su habitación con la excusa de hablar de un castigo.

El fallo judicial emitido por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial y ratificado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), lo considera responsable de un delito de abuso sexual por el que además de la pena de cárcel le impone una orden de alejamiento a menos de 200 metros y de comunicación por un período de 15 años.

Se le impone, asimismo, la pena de privación de la patria potestad y la medida de libertad vigilada consistente en prohibición de aproximación a la menor a una distancia inferior a 100 metros y prohibición absoluta de comunicación con la misma, así como la obligación de comunicación al Tribunal Sentenciador de cada cambio del lugar de residencia y trabajo, por plazo de cinco años, que se cumplirá seguidamente a la pena privativa de libertad.

En concepto de responsabilidad civil debe indemnizar a la menor a través de su representante legal, en la suma de 12.000 euros.

Se considera probado que el día 12 de diciembre de 2017, el acusado, propició el quedarse a solas en el domicilio familiar con su hija de 13 años, acudiendo a su habitación para instar a que acudiese a la suya (la de matrimonio) con la excusa de hablar sobre la retirada de un castigo.

Una vez en la habitación le ordenó que se quitase la ropa y se tumbara en la cama, cerrando la puerta con el pestillo para impedir la huida de aquella.

El acusado procedió a quitarle a su hija la sudadera que llevaba puesta procediendo la menor a terminar de desnudarse, exigiéndole el procesado en un primer momento que le practicara una felación, ante lo cual la menor le dijo que eso de ninguna manera, comenzando el acusado a besarla en la boca, tocarle los pechos y a penetrarla por vía vaginal pese a las quejas de la menor, que le pedía que parase y decía que le dolía muchísimo, eyaculando, finalmente, sobre los genitales de la misma.

A continuación, le dijo a la menor que se fuera su cuarto, donde estuvo llorando, contándole los hechos en los días siguientes a una amiga, y, por iniciativa de esta, al personal docente de su centro escolar, en concreto a su tutora y a la orientadora/psicóloga del centro escolar en el que cursaba estudios.