La tasa de PCR por 1.000 habitantes sube a 135,49 en Andalucía, pero sigue siendo la más baja de las regiones

El Ministerio de Sanidad ha detallado este lunes que en Andalucía se han realizado desde que comenzase el Estado de alarma por el coronavirus y hasta el pasado jueves 8 de octubre un total de 1.144.445 pruebas PCR y 425.906 test rápidos, lo que supone una tasa de 135,49 PCR y de 50,42 test rápidos por cada 1.000 habitantes, de manera que la de PCR es la más baja de España sólo por delante de las de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla una semana más. Según los datos del ministerio, la media nacional de test PCR por 1.000 habitantes es de 230,16.

Respecto a la tasa de test rápidos, Andalucía vuelve a ser la undécima comunidad con el dato más elevado, por detrás de Castilla y León, Melilla, Galicia, Ceuta, La Rioja, Asturias, Castilla-La Mancha, Navarra, Extremadura y País Vasco. La media nacional es de 52,48.

Entre el 2 de octubre y el día 8 se practicaron 99.685 PCR y 7.048 test rápidos en la región, datos que suponen un incremento porcentual del 10 y 2%, respectivamente, sobre el total de pruebas diagnósticas realizadas.

Además, se han realizado otras pruebas de detección de anticuerpos, concretamente, un total de 697.359 desde el 19 de junio hasta el 8 de octubre, de forma que la región tiene una tasa de 82,56 pruebas por 1.000 habitantes. Esto convierte a Andalucía en la comunidad con la tasa más alta del país. A nivel nacional se han hecho un total de 1.278.163, lo que supone una tasa de 27,14.

Las PCR son conocidos como la prueba de reacción en cadena de la poliomerasa (PCR) y es considerada como más fiable y la prioritaria por las autoridades sanitarias en España, ya que tiene una fiabilidad superior al 90%.

Los test rápidos, también conocidos como test rápidos de antígeno, son pruebas que se realizan a través de una muestra de mucosa y puede identificar la proteína del virus. Tienen la ventaja de ser muy baratos y la posibilidad de que los sanitarios las realicen en los domicilios de los sospechosos de padecer la enfermedad. El inconveniente es que no tienen una gran fiabilidad, por ello se realizan como pruebas complemento a las PCR.