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«Mañana puede pasar cualquier cosa» o cómo vivir sin ansiedad

Andrés Pascual plantea un método en «Incertidumbre positiva» para afrontar con calma los inevitables cambios vitales

La pandemia hizo cambiar sus planes al escritor Andrés Pascual, que estaba preparando una novela
La pandemia hizo cambiar sus planes al escritor Andrés Pascual, que estaba preparando una novelaLa Razón

El escritor Andrés Pascual es de esas personas que salen sonriendo siempre en las fotos, en parte porque le va en el empleo y en parte porque está convencido de que mantener una actitud positiva determina «el 90 por ciento de lo que nos ocurre». Sobre esa creencia se erige su última obra, «Incertidumbre positiva» (Espasa), donde apuesta por «convertir la inseguridad, el casi y el cambio en una vía al éxito».

El propio libro es un ejemplo de su teoría, ya que el confinamiento decretado por la pandemia de la covid trastocó sus planes de publicar una historia de ficción y le empujó a terminar de escribir este, que podría encuadrarse en la categoría de «autoayuda». «Lo que no podemos permitir es que nuestro caos interior haga todavía más insoportable el caos exterior», matiza. «No tengo ningún problema en que lo denominen autoayuda porque cualquier herramienta que nos ayude a hacernos la vida más fácil debe ser bienvenida», asegura el autor, que lo ofrece como «una guía en tiempos inciertos» como los que vivimos. A lo largo de sus tres partes, Pascual despliega un método de siete pasos cuyo objetivo es canalizar la incertidumbre propia de la existencia humana, una percepción que la irrupción del coronavirus y el confinamiento decretado en marzo han disparado. En su opinión, estas circunstancias especiales también pueden aprovecharse. «Si no podemos entusiasmarnos o disfrutar, por lo menos debemos aceptarlo con naturalidad e impedir que una palabra como la incertidumbre nos bloquee». De su método destaca como fundamental el paso cinco, que consiste en conservar la calma ante cualquier acontencimiento inesperado. «Lo más importante es conservar la calma, fluir en el caos sin enfrentarnos y dejar de preocuparnos por lo que no podemos controlar y ocuparnos de lo que está a nuestro alcance», defiende.

La teoría, como casi siempre, es sencilla. Por eso no basta con leer y el texto se acompaña de ejemplos prácticos y cotidianos para interiorizar las pautas, creando una rutina diaria. Durante veinte años ejerció de abogado y, como en una típica película americana, abandonó su profesión para volcarse en la escritura y dar conferencias sobre crecimiento personal. De sus viajes, experiencias vitales y del aprendizaje teórico nació un método que apela a las raíces más básicas de la sociedad actual, volcada en planes futuros mientras el presente se desvanece.

En la senda de corrientes en boga como el «mindfulness» o la meditación, basadas en la atención plena a lo que sucede en el momento, el autor invita a encontrarse con el ahora. «Debemos centrarnos en lo que nos provoca el presente. Cuando sufrimos una crisis de incertidumbre extrema como la actual, la gente, en vez de focalizarse en el instante, lo que hace es perderse en futuros idílicos que nunca alcanzaremos o en otros terroríficos que nos dan miedo cuando ni siquiera han ocurrido». Por eso, considera fundamental «darnos cuenta de que la incertidumbre no es algo propio de las crisis, sino que es nuestro estado natural y permanente» desde que la humanidad existe, aunque haya cambiado su origen. «Hace cinco siglos no existía la incertidumbre provocada por el flujo de cambio tecnológico, pero tenían muchísima en cuanto al momento fatídico de la muerte porque estaba más presente y era mucho más aleatoria». Mantiene que «esto ha sido así hace diez siglos y ahora», por lo que «mejorar nuestra tolerancia al cambio es una necesidad con o sin covid». La capacidad de adaptación se convierte así, según Pascual, en un factor determinante tanto en la vida personal como profesional, erigiéndose como el mejor antídoto contra el gran mal de nuestro tiempo: la ansiedad. «Para mí es un desastre personal y social porque nos hace vivir en el drama constante, cuando lo que tenemos que hacer es reformular nuestra propia historia, lo que se llama terapia narrativa, y pasar del drama y el pesimismo al optimismo y la resiliencia». A los escépticos que buscan certezas a las que aferrarse les brinda una frase «tranquilizadora»: «Como dice Míster Bean, mi pronóstico para mañana es que puede pasar cualquier cosa».