Sucesos
La fatalidad de la residencia Adorea: del brote de Covid al fuego
El alcalde de Sevilla destaca el «trabajo titánico» de los servicios de emergencias y la colaboración de los vecinos en el desalojo
La residencia de ancianos Adorea Sevilla, en la que el pasado martes falleció una mujer de 89 años y cinco ancianos resultaron heridos de gravedad en un incendio, ha sufrido un nuevo golpe tras ser azotada por la pandemia del coronavirus, que provocó la muerte de 16 personas. Se trata de un edificio con sus alojamientos distribuidos como apartamentos, que cuenta con una capacidad máxima de 166 plazas, con 30 concertadas como centro de día, aunque la noche del martes solo tenía ocupadas 17 de esas 30, y en el total del edificio había 97 personas, que se intentaron desalojar a toda prisa, pero sin poder evitar la muerte de una de ellas.
El centro ya fue noticia el pasado abril, cuando un brote de coronavirus afectó a 80 de las personas que viven en la zona de atención a dependientes, y ahora han vuelto a vivir una madrugada trágica, preocupados no solo de las personas ingresadas en los hospitales, sino de cómo intentar volver a la normalidad tras un suceso como el ocurrido.
Por ahora, las causas del incendio no están claras, pero sí se ha cerrado el círculo en torno al lugar donde se produjo, una habitación de la segunda planta, lo que hizo que la primera no tuviese especialmente problema para ser evacuada, pero las plantas superiores, sobre todo la tercera, se convirtieron en un problema tanto para abandonarla los abuelos como para acceder los servicios de emergencia.
El dispositivo puesto en marcha fue un ejemplo de coordinación que contó con la participación improvisada de los propios vecinos de la calle Baltasar Gracián, del distrito San Pablo-Santa Justa, que se organizaron para buscar mantas, agua, bebidas clientes, pañuelos y todo lo que se necesitase para ayudar a casi un centenar de personas que salieron con lo puesto para salvar la vida, a hombros de sus cuidadores haciendo una cadena humana.
A las imágenes de bomberos, policías y médicos trabajando, se unieron las de los vecinos lanzando mantas desde sus balcones, taxistas que llegaban a la zona para evacuar lo antes posible a quienes necesitaban transporte y autobuses públicos con sus rampas sacando a los ancianos del frío de la calle.
Con todo, fue «un trabajo titánico» de los servicios de emergencia, como lo define el alcalde, Juan Espadas, que llegó a la zona poco después de iniciarse el suceso, y mostraba «el agradecimiento a todos los dispositivos de urgencia movilizados en esta aciaga noche de Reyes».
«Hubo que trabajar en condiciones tremendas para evacuar a los ancianos, con muchísimo humo y muchísimas dificultades, pero ha sido un enorme trabajo profesional, con los vecinos de todo el entorno portándose de forma colosal», subrayó el regidor sevillano.
En el suceso intervinieron 60 agentes de la Policía Local, 22 de la Nacional, 42 efectivos de los Bomberos, más de 30 sanitarios (Epes061, SUAP, Red de Transporte Urgente del SAS y SAMU), 15 efectivos de Protección Civil y equipos de UMIES.
Ahora, las miradas están puestas en los hospitales en los que están ingresados los heridos y afectados y en las residencias a los que han sido derivados de forma provisional, mientras en la residencia siniestrada se intenta volver a la normalidad cuanto antes y tratan de averiguar qué pasó aquella noche de Reyes.
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