Sucesos

Piden ayuda en un pueblo de granada para hallar una capilla portátil perdida en el confinamiento

Los vecinos creen que este objeto santo, que pasa de una casa a otra, se ha podido quedar en alguna vivienda en la que haya fallecido alguien por Covid-19

Cómo el confinamiento puede perjudicar la salud mental de los ancianos: identifica posibles señales
Cada alumno escribirá tres cartas que irán dirigidas a tres centro diferenteslarazonVLADA_MAESTRO

Vecinas de Montefrío (Granada) han lanzado una campaña destinada a encontrar una “capilla portátil” centenaria desaparecida desde el confinamiento de marzo, un “altar” que cada día pasa de una casa a otra del pueblo y que podría haber quedado en la de algún vecino fallecido por coronavirus.

Concepción Pérez y Pilar Carralcasar, septuagenarias y vecinas de este municipio granadino, han iniciado una campaña en Facebook para localizar la “capilla portátil” dedicada a la Virgen de los Remedios que desde hace más de un siglo pasa de una casa a otra.

Esta tradición vinculada a la patrona del municipio hace que la pequeño capilla visite cada día un domicilio, casa en la que permanece durante 24 horas antes de un nuevo intercambio.

Sin embargo, la imagen desapareció durante el confinamiento del pasado mes de marzo, lo que ha motivado que las vecinas pidan ayuda para encontrar la capilla, que podría estar en el domicilio de alguno de los vecinos que han fallecido por la pandemia.

Las impulsoras de esta pandemia buscan pistas sobre el paradero de la imagen, según ha informado en un comunicado el Ayuntamiento de Montefrío.

“Cuando todo esto termine, porque no será eterno, visitaremos una por una a todas estas casas para buscar a nuestra Virgen, pero hemos empezado esta campaña porque no sabemos cómo encontrar la talla”, ha explicado Pérez, que quiere ayudar así a otra vecina con un familiar enfermo que quiere rezar a la imagen.

La capilla desaparecida tiene unos 40 centímetros de altura, y la talla de madera está dentro de una hornacina de cristal que se cierra con dos puertecillas de madera con un cerrojo.

En una de ellas hay una lista con los nombres y dirección de las vecinas por cuyas viviendas rota la imagen, y hay, incluso, lista de espera para apuntarse y recibirla en casa.

“Es muy antigua, y desde hace más de un siglo cada noche ha dormido en una casa diferente, hasta que comenzó la pandemia y le perdimos la pista”, han añadido estas vecinas.