Política

Pedro Sánchez «usa» a Andalucía para tapar el fiasco de Madrid

Ferraz adelantará a junio las primarias para elegir candidato a la Junta y desde el entorno de Díaz avisan de que «no hay cortina que tape» los malos resultados del 4M

Juan Espadas junto a Pedro Sánchez y, a la derecha de la imagen, Susana Díaz, en un acto del PSOE
Juan Espadas junto a Pedro Sánchez y, a la derecha de la imagen, Susana Díaz, en un acto del PSOEManuel OlmedoManuel Olmedo

El motín se respiraba en el ambiente. De hecho, la secretaria general del PSOE andaluz y ex presidenta de la Junta, Susana Díaz, convocó ya ayer de forma extraordinaria a los integrantes de la Comisión Ejecutiva Regional para abordar mañana el posible adelanto de las primarias en las que elegir al candidato socialista en las próximas elecciones autonómicas que, de no anticiparse, tocan en 2022. Fue la más rápida en mover ficha, pero hoy se ha confirmado, tras adelantarlo la SER, que será la dirección federal del PSOE la que urja al proceso interno con el fin de que se celebren a mediados de junio –estatutariamente han de transcurrir 45 días desde la convocatoria hasta la votación–. Esto es lo que venían reclamando desde hacía semanas los sectores críticos de la federación socialista más numerosa del país, agarrados al argumento de que el partido tiene que «estar preparado para cualquier escenario», dado que es el máximo dirigente del Ejecutivo regional, el popular Juanma Moreno, el que tiene «el reloj del tiempo», con la potestad para decidir la fecha de los siguientes comicios andaluces. No quieren, según trasladaron a este periódico, que las elecciones les pillen «con el paso cambiado como en Madrid».Y hacia Madrid miran también desde el entorno de Díaz, para aseverar que lo que ahora pretende Ferraz es «usar» a Andalucía para «desviar el foco» de los malos resultados del 4M, cuando los socialistas firmaron su peor resultado de la historia en la región –13 escaños y 275.000 votos menos que en 2019– y pasaron a ser tercera fuerza, tras Más Madrid. Pero «no hay cortina que los tape», lanzan fuentes del círculo de la aún líder del PSOE andaluz, que, recuerdan, «ha sido siempre una federación autónoma».

Según ha podido saber LA RAZÓN, Díaz ha escrito al secretario general del PSOE y presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, para intentar contactar con él, pero sin lograrlo hasta el momento. Sí ha hablado durante el día con el secretario de Organización del partido y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, quien, sin embargo, no le ha trasladado nada de lo planeado por Ferraz respecto a Andalucía, una comunidad en la que los socialistas perdieron el poder en diciembre de 2018, tras más de tres décadas de gobierno, en favor de una coalición formada por PP y Ciudadanos (Cs).

El objetivo de Madrid pasa por sustituir a la ex presidenta de la Junta a las bridas del partido para iniciar un proceso de renovación, según han confirmado otras fuentes. La aludida, envuelta en bulla de rumores desde hace meses, ha dejado clara su intención de competir en las primarias para volver a ser cabeza de cartel electoral, ya que está convencida de que pueden recuperar San Telmo, palacio sevillano donde está radicada la Presidencia de la Junta.

Se da por hecho que otro aspirante será precisamente el alcalde de la capital hispalense, Juan Espadas, quien cuenta con el respaldo de buena parte de las corrientes críticas heterogéneas que existen en la actualidad en un PSOE-A agrietado. No ha oficializado todavía su candidatura, aunque fuentes afines dan por hecho que será «cuestión de horas» el que lo haga, una vez se formalicen los pasos a dar desde Ferraz. Espadas teme que, aunque por ahora los populares y Moreno lo nieguen, en Andalucía se llame a las urnas antes de lo previsto, a tenor de «lo visto» en la volátil política española. Para ser el candidato del PSOE todo parece indicar que tendrá que vencer antes a Díaz en unos comicios orgánicos en los que «cada militante tendrá un voto y es secreto», deslizan desde el otro sector del partido. Ella sabe por experiencia que la militancia puede ser incontrolable y, paradójicamente, el arrollador triunfo de Ayuso podría fortalecerla.