Retratos sin tiempo
Defensora por derecho del otro Polígono Sur
La abogada Patricia Zafra (Sevilla, 1992) creció en el barrio más pobre de España y sueña con quitarle esa etiqueta a través de la educación
Diga lo que diga la Constitución española, el lugar de nacimiento condiciona las oportunidades de las personas. Patricia Zafra quizá no lo sabía cuando con 12 años decidió que estudiaría Derecho, renunciando a su sueño de ser cajera de supermercado. La revelación le vino de manera casual en el taller de su padre, al descubrir un ejemplar de la norma suprema del ordenamiento jurídico en la guantera de un coche. Vivían en Las Letanías, dentro del Polígono Sur de Sevilla, el barrio más pobre de España, según el INE. Allí los tiempos verbales se conjugan en presente y estudiar es futuro. Su madre, sin embargo, supo desde pronto que quería algo distinto para la pequeña de sus cuatro hijos. La apuntó a un colegio alejado de casa para que la idea de ser universitaria no se marchitara en el ambiente cortoplacista que la rodeaba.
Con 28 años, Patricia acaba de dar a luz a su segunda hija, Lola, y cuando termine su baja maternal se incorporará a su trabajo en el Defensor del Pueblo Andaluz, donde entró –«nunca se me olvidará esa fecha»– el 7 de abril de 2017. En su familia es «la rara», en sentido positivo; la que cursó el doble grado de Derecho y Gestión y Administración Pública mientras trabajaba a jornada completa en un bar por 600 euros al mes; y es también la diferente entre sus amigas de la infancia por ser universitaria o por llevar a su hijo mayor al colegio durante la pandemia.
No se cansa de intentar cambiar a mejor las vidas de otros, una tarea en la que aflora la debilidad por sus orígenes, más ahora que vive fuera porque aún no es el mejor lugar para que unos niños crezcan. Mientras estudia un máster, se permite imaginarse en un futuro en el Comisionado del Polígono Sur, la oficina que coordina las actuaciones sociales públicas en una zona marcada con la letra escarlata de la delincuencia y el tráfico de drogas. Es muy consciente de que «la educación es la base para salir de la exclusión» y eso exige compromiso y «un cambio de mentalidad» en los vecinos de dentro y fuera del barrio.
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