De esta salimos
El gas de Zahara
El canon por el combustible que atraviesa Marruecos es fruto de un acuerdo que tocaba revisar antes del 31 de octubre y este no parece dispuesto a reeditarlo
Una de las derivadas de la transición a un sistema energético bajo en emisiones contaminantes fue otorgar al gas natural un protagonismo estratégico como combustible de reemplazo del carbón. La razón para ello estriba en que las emisiones del primero son mucho menores que las del segundo. Esto se mide a través del denominado factor de emisión y, para el caso de España, determina que para generar un Megavatio hora una central térmica que usa carbón emite 0.95 toneladas de dióxido de carbono equivalente, mientras que una central también térmica pero de ciclo combinado que usa gas natural, emite 0.37. Este protagonismo del gas natural tiene dimensión mundial. Por abastecerse del mismo compiten todos los países del mundo y esto explica, en buena medida, que su precio lleve tiempo mostrando una subida galopante que inmediatamente se traslada al precio de la electricidad.
España también compite por este combustible fósil y, de la misma forma que se ha hecho desde las crisis del petróleo de la década de los 70 del siglo pasado, nuestra Nación fue diversificando su cartera de suministradores para no depender crucialmente de un único proveedor. Con todo, Argelia es nuestro principal suministrador de este combustible ya sea vía barcos metaneros en forma de Gas Natural Licuado, ya sea vía gasoductos en forma de gas comprimido. Esta última es la principal vía de suministro y la que le otorga a Marruecos un papel relevante que ahora se exhibe en los medios de comunicación.
El gasoducto que conecta directamente Argelia con España -denominado Medgaz- lo hace a través de tres puntos clave; el yacimiento de Hassi R’Mel, el puerto de Beri Saf y la Playa de Pertigal en Almería. En 2020 suministró casi el 49 % del gas importado por España vía gasoductos. En 1996 entró en funcionamiento otro gasoducto que, partiendo del mismo yacimiento de Hassi R’Mel, atraviesa el norte de Marruecos para sumergirse luego en Tánger hasta la playa de Zahara de los Atunes en Cádiz. Este otro gasoducto se denomina Magreb-Europa (GME). La empresa Europe Maghreb Pipeline Limited (EMPL) es la titular del derecho de utilización de la sección marroquí del GME en virtud de la Convención firmada con el Gobierno del Reino de Marruecos el 17 de julio de 1992. EMPL es propiedad en un 77,2% de Gas Natural (ahora Naturgy) y en un 22,8% de Galp Energía. Por esta vía de entrada pasó en 2020 casi el 30 % del gas importado vía gasoductos. Lo que nadie señala es que esta pérdida de peso de la conexión marroquí no se retrotrae en el tiempo más allá de dos años. Hasta 2018, el gas entraba más por Zahara (vía Marruecos) que por Almería (vía directa de Argelia).
Como hace Ucrania con el gas que transita por su territorio procedente de Rusia, Marruecos cobra un canon por el gas que atraviesa su territorio desde Argelia hasta que sale para España por Tánger. El canon es fruto de un acuerdo que tocaba revisar antes del 31 de octubre de este año y Marruecos no parece dispuesta reeditarlo, consecuencia de la ruptura de relaciones diplomáticas con su vecina Argelia. De paso, nuestro país vecino ha desarrollado una campaña mediática con cierto éxito trasladando a España una sensación de angustia ante el riesgo de cerrar esa vía de suministro. Una angustia que actúa en el mismo vector que la subida del precio de la electricidad haciendo creer que cerrar el gasoducto GME aumentará aún más la factura eléctrica. En absoluto. El precio del gas natural se determina internacionalmente y en apenas nada afectaría el cierre del grifo marroquí.
Eso sí, Naturgy como accionista principal del GME, sería la principal afectada porque dejaría de comercializar el gas que le tenía comprado a futuro y hasta 2030 a la empresa gasística estatal argelina Somatrach para traerlo a España a través de “su” gasoducto.
Otras cuestiones relevantes a tener en cuenta en el nuevo episodio crítico de Marruecos son las siguientes. Argelia estaba bastante decidida a restar protagonismo al ramal marroquí y por eso terminó de construir en 2020 un nuevo ramal que desviaría el gas antes de atravesar suelo. Este ramal une el municipio de El Aricha al puerto de Beni Saf por donde se conecta con el Medgaz hasta Almería. España también ha movido ficha. En primer lugar construyendo el gasoducto Alcázar de San Juan-Montesa que permite conectar el gas que se mueve en el eje mediterráneo con el mallado del resto de los más de 13.300 kilómetros de gasoductos españoles. Esto debilita la dependencia del gas que entra por Zahara y se conecta a la red nacional a través del gasoducto Tarifa-Córdoba.
El segundo y más coyuntural movimiento de España ha sido la visita del Ministro de Exteriores a Argelia acompañado de los representantes de las empresas Enagás y Naturgy. España ha propuesto varios acuerdos para amarrar la garantía de suministro argelino con independencia de lo que haga Marruecos. Ojo con estos acuerdos porque en parte están vinculados al sector naval y muy probablemente supongan la construcción de barcos metaneros (algo en lo que los astilleros españoles son una potencia mundial) que puedan transportar el gas vía puertos marítimos en lugar de vía gasoductos pero, cuidado porque también proyectan a Argelia hacia el mercado gasístico oriental en el que China es un cliente mucho mayor que España.
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