"El bloc"

Con perspectiva de género

“El sexo de pago necesita regulación porque los muchos y terribles delitos que se cometen en su ámbito se deben sobre todo a ese limbo jurídico en el que permanece”

9 detenidos al desarticular un prostíbulo ilegal en pleno centro de Castellón
9 detenidos al desarticular un prostíbulo ilegal en pleno centro de CastellónSáshenka GutiérrezEFE

La hora más feliz de Alberto Ruiz-Gallardón fue un discurso en el Congreso de los Diputados, recién investido como ministro de Justicia, en el que prometió terminar “acabar con el obsceno espectáculo de ver a políticos nombrar a los jueces que pueden juzgar a esos políticos”. Habló en vano, claro, y así ha transcurrido la semana con una piñata de nombramientos partidarios tras la que la granadina Inmaculada Montalbán ha trincado sillón en el Tribunal Constitucional a propuesta del PSOE, coherente el nombramiento con la promesa de abolir la prostitución que hizo su secretario general (y, ay, presidente del Gobierno) tras su reelección el domingo pasado en Valencia. La carrera de la magistrada cobró vuelo tras la publicación en 2003 de un opúsculo así titulado: Perspectiva de Género: criterio de interpretación internacional y constitucional. Nada más entregarlo a la imprenta, oye, su cotización se disparó hasta asentarse como una de las estrellas del firmamento feminista. Honores como la presidencia del Observatorio contra la Violencia de Género y la Medalla de Oro de Andalucía le fueron dispensados durante la hégira de Zapatero, fundador del Ministerio de Igualdad –donde pescó diversas canonjías– y padrino de todas las “progreces” que en España son, incluida esa moralina de sacristía que predica hoy una izquierda preocupantemente obsesionada con la bragueta ajena. Hiede bastante a pipí de gato esta furia inquisitorial contra el sexo de pago, un sector que necesita regulación porque los muchos y terribles delitos que se cometen en su ámbito se deben sobre todo a ese limbo jurídico en el que permanece. El paso definitivo a la clandestinidad no haría sino añadirle sordidez y peligro a un inframundo que siempre existirá, digan lo que digan las autoridades.