Carta al director

Las navidades del ómicron ¿persistir o resistir?

Después de casi un año y medio, la vida en pandemia empieza a pasar factura a las generaciones más jóvenes

Dos jóvenes tras recibir la vacuna contra el coronavirus en el centro de vacunación masiva de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València el dia que comienza la vacunación a las personas con edades comprendidas entre los 12 y 19 años. EFE/Biel Aliño
Dos jóvenes tras recibir la vacuna contra el coronavirus en el centro de vacunación masiva de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València el dia que comienza la vacunación a las personas con edades comprendidas entre los 12 y 19 años. EFE/Biel AliñoBIEL ALIÑOAgencia EFE

La gestión de la pandemia sufre un notable cambio de ruta en estas fechas tan entrañables. Las primeras observaciones de la supervariante ómicron -secuenciada ya en casi toda Europa y confirmada en Madrid- está llevando el foco en la capacidad que pueda mostrar este nuevo espécimen de ser más transmisible, más virulento o más resistente a los sistemas inmunes, más aún en un adviento navideño que anteceden nuestras fiestas más familiares por excelencia.

Nadie decide el tiempo en el que nace porque nadie decide la época en la que vive. La vida llega con la obligación de vivirla. Nada más. Pero es cierto que los hoy adolescentes acudimos al mundo bajo una rutina inaudita. Después de casi un año y medio, la vida en pandemia empieza a pasar factura a las generaciones más jóvenes, que hemos visto cómo, de la noche a la mañana y sin previo aviso, el coronavirus marcaba nuestras vidas con el estigma de una auténtica e inesperada revolución.

El concepto ‘incertidumbre’ para un centennials como yo es entrenar mi flexibilidad y la capacidad de aprender de los continuos cambios que nos toca vivir porque nos encaminamos, una vez más, a unas navidades con restricciones por covid.

Pienso que el mejor modo para afrontar un momento como el actual, repleto de cambios rápidos, difíciles de atender a tiempo real, será la capacidad de ‘persistir’ porque resistir es mucho menos práctico por su componente más inflexible y menos pro-activo. El 2021 será recordado como el año en el que, incrédulos, volvíamos a revivir cómo proseguíamos en nuestra forma de seguir con nuestras vidas desinfectadas.

Ser jóvenes en este tiempo cuando somos tachados, en muchas ocasiones, de irresponsables, nos ha empoderado el valor de la resiliencia. La covid-19 nos ha dejado en nuestras vidas la impronta de una auténtica revolución, ni reblandecemos ni nos venimos abajo. Simplemente nos adaptamos. Tocados, pero no hundidos.