Conflicto

La guerra dispara los costes en el campo andaluz un 35 por ciento

La subida de precios de la energía y los fertilizantes pone en jaque al sector agroalimentario

El sector agrícola andaluz ya sufre las consecuencias de la invasión rusa en Ucrania
El sector agrícola andaluz ya sufre las consecuencias de la invasión rusa en UcraniaKiko HurtadoLa Razón

«Tenemos gran capacidad de resistencia y de superación de las emergencias, pero esta vez el horizonte esconde demasiadas incertidumbres». Francisco Góngora, presidente de la Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía (Hortyfruta), no esconde su preocupación ante «las consecuencias claras» del conflicto ucraniano en el sector de la agricultura intensiva. Aunque ni Rusia ni Ucrania eran «destinos significativos» para los productores almerienses, la influencia negativa en sus márgenes de rentabilidad empieza hacer mella en los bolsillos de los agricultores.

Con una subida cifrada ya en más del 35% en fertilizantes, energía, carburantes y otras materias primas, la Interprofesional andaluza vuelve a apelar a «tormenta perfecta» al describir la situación actual. «La campaña está declinando, pero la incertidumbre es no saber cuánto tiempo va a durar esto, cuánto podemos seguir reduciendo los márgenes de rentabilidad». Según la Interprofesional, no sólo se trata del incremento del precio del petróleo o el gas natural, sino de todos sus derivados. La dependencia de los países en conflicto pasa también porque, precisamente, ambos actores eran los principales proveedores de otras materias primas, como el nitrógeno, el calcio para los abonos y compuestos para los fertilizantes. Toda la industria auxiliar presenta encarecimientos.

Pero lo peor puede ser que los cambios geopolíticos afecten también a los mercados agroalimentarios internacionales. Como reconoce el presidente de Hortyfruta, «el factor precio es muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que las economías se van a ver afectadas por esta emergencia. El principal proveedor ruso hasta ahora ha sido Turquía. Si deja de enviarles alimento, como va a hacer Marruecos, ese género tendrá que venir a Europa. Va a haber una sobreoferta que nos repercutirá también seriamente». La planificación es incierta y la guerra golpea «directa e indirectamente a nuestra posición como exportadores».

Los cálculos no salen tampoco para otro coste añadido, el del transporte. En dos semanas los camiones que llevan nuestras frutas y hortalizas a sus destinos han aumentado en 800 euros el gasto medio de combustible. Llenar un depósito hacia Europa cuesta 2.000 euros, algo inédito hasta la fecha, ni siquiera en la crisis del 2008. Ya hay avisos de paro indefinido si el Gobierno no asume medidas paliativas ante un panorama de continua subida del petróleo.

Aunque Ucrania no era un destino «significativo» para productores almerienses, con 8,9 millones de euros exportados en 2021, y el veto ya condicionaba la relación con Rusia desde 2014, se prevé «un daño mayor aún sin planificar». Llueve sobre mojado, en plena sequía y con los productores también sometidos a la necesidad de que las desaladoras trabajen al máximo. Los gastos en este sentido, según datos de la Mesa del Agua de Almería, son de un encarecimiento de hasta el 300% en el suministro de agua para las explotaciones agrarias.

«Esperemos que las negociaciones entre Rusia y Ucrania lleguen a buen puerto lo antes posible. Por el pueblo que está sufriendo el dolor del conflicto, peleando por su vocación europea y occidental. También por la rentabilidad de nuestra producción ante cambios en el mapa alimentario mundial», remarca Góngora.

La Junta, por su parte, también ve un escenario lleno de sombras. El consejero de Transformación Económica, Rogelio Velasco, advirtió de que el sector olivarero va a quedar «especialmente afectado» como consecuencia de la guerra. Recordó que las exportaciones alimentarias de Andalucía a Rusia, sobre todo aceitunas y aceite de oliva, se elevan a 90 millones de euros. En cuanto a Ucrania, Andalucía importa de ese país aceite de girasol y maíz, que se utiliza para la alimentación del ganado, por lo que habrá consecuencias.