"El bloc"

Burócratas en busca de señoritos

“Se organizará otra vez desde el Sur el gran partido del centroderecha, aunque poco se parezca la campechanía vagamente cortijera de Arenas a la sinuosidad fenicia de Bendodo”

Auditorio de Fibes durante el congreso nacional del PP
Auditorio de Fibes durante el congreso nacional del PPAlberto R. RoldánLa Razón

El Partido Popular no se ha refundado en Sevilla, como hizo en 1989, pero resulta evidente que, con elección de la sede para el congreso de este fin de semana, se busca un paralelismo con aquella entronización de José María Aznar, primer conservador que presidió el Gobierno que Alberto Núñez Feijóo quiere arrebatar a Pedro Sánchez.

Cuidado con el bucle de la Historia, sin embargo, porque el camino a La Moncloa consistió entonces en una larga travesía de siete años y dos elecciones perdidas, la segunda de ellas en junio de 1993 con otro andaluz, como ahora Elías Bendodo, en un importante cargo orgánico: a Javier Arenas, escudero de Paco Cascos en la secretaría general, le cupo el papelón de negar en rueda de prensa y con televisión en directo los resultados (“increíbles”, dijo) que acababa de ofrecer el Ministerio del Interior.

Por aquello de las cremalleras de género y la renuencia a cortar más cabezas de la cuenta, el consejero de Presidencia de la Junta será el número 3 del partido tras Feijóo y Cuca Gamarra, un puesto de enjundia lo que quiera que signifique el mote de “coordinador general” que le han endilgado.

Se organizará otra vez desde el Sur el gran partido del centroderecha, aunque poco se parezca la campechanía vagamente cortijera de Arenas a la sinuosidad fenicia del dirigente malagueño, y cabe celebrar esta pica de Andalucía en Génova como la reafirmación del liderazgo de quienes mandan en la Junta, que no se llevaban del todo bien con el equipo anterior.

Queda la incógnita de saber qué suerte correrán esos dirigentes provinciales que Teodoro García Egea impuso para debilitar a Juanma Moreno y que ahora buscan con desesperación, defenestrado su patrocinador, el favor de los nuevos señoritos. Qué perra puede llegar a ser la vida del burócrata.