Cultura
Lo “Extraño” abre una puerta a la reflexión en el CAAC
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo acoge una ambiciosa exposición con obras de más de 30 artistas de la Fundación Sandretto Re Rebaudengo
De la violencia de género, las pandemias, la soledad y el racismo a la apropiación cultural o los conflictos político-ecológicos. Esos son algunos de los temas que la sociedad aborda hoy con una rapidez tan inhumana que, en demasiadas ocasiones, desembocan en palabras vacías, acciones superficiales y hechos catastróficos. Creemos que sabemos de lo que hablamos, pero estamos profundamente equivocados en lo que hacemos. ¿O no? Como si de una paleta de grises y negros se tratara, los últimos años han sido terriblemente crueles para una humanidad que no está preparada para estar encerrada, morir en tierra de combate ante la inacción política o perder calidad de vida por una innumerable lista de causas en la que los jóvenes y las mujeres son los mayores perjudicados.
En este contexto de locura, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla (CAAC) nos ofrece la oportunidad de materializar todas esas sensaciones que nos roban el tiempo y las ilusiones a través de “Extraño”, una exposición de la prestigiosa Fundación Sandretto Re Rebaudengo que propone un diálogo entre espectador y artista con los enigmas de la condición humana, la verdad, lo extravagante y lo extraño como telón de fondo. La inauguración, que tuvo lugar ayer, contó con la presencia de Patrizia Sandretto Re Rebaudengo, presidenta de la Fundación, y Juan Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC.
Esta exposición se enmarca en un gran proyecto institucional organizado por el CAAC y el Museo Patio Herreriano, en cuyas muestras –diferentes y simultáneas– se realiza por primera vez en España un despliegue sin precedentes de la colección Sandretto Re Rebaudengo. En esta ocasión, la muestra cuenta con obras de 30 artistas internacionales, de los que 19 son mujeres. Entre ellos se encuentran nombres reconocidos como Mona Hatoum, Hans-Peter Feldmann, Louise Lawler o Paul McCarthy.
La muestra se ha llevado a cabo integrando las piezas tanto en la zona monumental como en la del Claustrón Norte. Cuenta con pinturas, textiles, vídeos, escultura y dibujos que conmueven y hacen reflexionar sobre las diferentes formas de ver este mundo tan convulso y cambiante. Además, también se han utilizado obras de gran tamaño con las que los espectadores pueden interactuar como “Stoner” (Lapidadora) de la artista rumana Andra Ursuta o la instalación del artista Paul McCarthy “Bang-Bang Room”.
Al inicio de la exposición, en la Capilla de Colón los artistas Jakub Julian Ziólkowski y Giulia Cenci establecen un diálogo entre lo humano y lo animal. Con su autorretrato, Ziólkowski parece que se ríe de las contradicciones del hombre en un “mundo inquietante”. Por su parte, las esculturas de Cenci, elaboradas con “resina, cables y partes de motores de coches”, trasladan al espectador a ese mundo gris, olvidado y destrozado, pero que está vivo y es cien por cien real. La obra desprende vitalidad e incluso los cables, que parecen tendones, provocan tensión, una sensación que se repite a lo largo de la exposición.
De la imaginación al lado más oscuro de la sociedad actual: la violencia ejercida contra las mujeres. Pequeños azulejos se rompen ante nuestros ojos como lo hace la esperanza en aquellas mujeres que sienten que lo han perdido todo. La pieza de la artista rumana Andra Ursuta titulada “Stoner” (Lapidadora) es una jaula de gran tamaño con una máquina de lanzar pelotas que causan ruidos estremecedores al estrellarse contra una pared. Si nadie la para, la pared acabará totalmente destruida.
Aún en este contexto, en la antigua sacristía del monasterio podemos encontrar tres obras que hablan de la ausencia de la mujer en la historia y nuestra sociedad. ¿Cómo? A través de una escultura femenina sin cabeza (Berlinde de Bruyckere), tan frecuente en la historia del arte, que evoca al dolor o el sufrimiento; un lienzo en el que “algo falta” (Trisha Donnelly); y un collar que la artista libanesa Mona Hatoum crea con su propio cabello para colocarlo en un simple busto de joyería que representa “la ausencia del cuerpo entero” y la asociación que se hace sobre “la mujer y los complementos que lleva”, aseguró Patrizia Sandretto Re Rebaudengo durante la visita.
Después, la exposición continúa con obras realizadas con esculturas, ropa y videos, entre otros formatos. Se trata de mostrar temas como la apropiación cultural, las grandes multinacionales y los desastres ecológicos, la codicia, la crisis económica o incluso, de una forma más específica, el corralito argentino.
Asimismo, se pueden observar obras de artistas más veteranos como Charles Ray, que trató en los 90 la inseguridad y el rechazo que provocaba el sida, un tema que resulta más actual que nunca por la pandemia y las nuevas enfermedades que asolan al mundo.
En otra gran sala el artista Hans-Peter Feldmaan reúne las portadas de 114 periódicos de todo el mundo –entre los que se encuentra LA RAZÓN– un día después del ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de Septiembre de 2001. El autor muestra cómo una misma situación puede ser contada de muchas formas, lo que construye una idea común en cada país.
Un enorme tapiz de 12 metros de la artista Pae White;varias piezas de Rosemere Trockel;los cuadros de Lynette Yiadom-Boakye que reflexionan sobre la felicidad y el racismo a través de una técnica impresionante en la que la luz juega un papel fundamental; o la obra de Jill Mulleady,son otras de las piezas que hacen que esta visita sea incómoda, reveladora y sanadora.
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