Sociedad

Cáritas atiende a 42.669 personas vulnerables en 2021 en la Diócesis de Sevilla y el número de beneficiarios baja a niveles prepandemia

La entidad de la Iglesia destina cerca de diez millones para ayudar y acompañar a esos colectivos

Monseñor José Ángel Saiz y el director de Cáritas, Mariano Pérez de Ayala (primero por la derecha)
Monseñor José Ángel Saiz y el director de Cáritas, Mariano Pérez de Ayala (primero por la derecha)La RazónArchidiócesis Sevilla

El número de familias atendidas por Cáritas Diocesana, entidad eclesiástica, ha disminuido el pasado año hasta alcanzar a 14.233, así como a 42.669 personas vulnerables durante esta última fase de la pandemia, según recoge la Memoria 2021 de la ONG, presentada este lunes en una rueda de prensa.

En el acto ha participado el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y el director de Cáritas, Mariano Pérez de Ayala. Durante el mismo, la institución ha destacado que un total de 3.626 personas se benefició de los programas especializados de Cáritas.

“El número de personas beneficiarias de las ayudas ha descendido a niveles de 2019 -año previo a la pandemia del Covid-19-. Sin embargo, la inversión aumenta debido, entre otras causas, a la cronificación de la pobreza y el agravamiento de la situación de muchas familias que ya se encontraban en una situación vulnerable antes de la aparición del coronavirus”, añade el comunicado de la Archidiócesis.

Desde Cáritas se constata que, tras dos años de inicio de la pandemia, la crisis social y económica que ha generado el Covid “ha vuelto a golpear con mayor fuerza a aquellas familias que se encontraban previamente en una situación de exclusión”.

Según la Fundación Foessa, un 26,3% de la población anadaluza, que en el territorio de la Archidiócesis se traduce en medio millón de personas, se encuentran en situación de exclusión, “la mitad de ellos, severa”. Una situación “generada principalmente por el desempleo, las dificultades de aceeso o mantenimiento de la vivienda o las carencias económicas para los cuidados de salud, además de la brecha digital”.

Los resultados de este estudio también revelan que los hogares en los que el sustentador principal es una mujer, los que tienen dos o más hijos, los jóvenes entre 29 y 35 años y la población extranjera han sido y son, los colectivos más afectados por la actual situación.

En medio de este contexto, y ante realidades tan diferentes, el compromiso de Cáritas con estas personas y familias “continúa inalterable”. Aunque, pasado el momento de emergencia, el número de familias atendidas haya descendido respecto a 2020, “lo cierto es que la grave situación que viven muchas de ellas, antes y a causa de la crisis, ha exigido una mayor inversión en los recursos ofrecidos para responder de la manera más eficaz y adecuada a sus necesidades, sin dejar de lado el objetivo no solo de cubrir gastos inmediatos, sino de intentar posicionarlas en una situación de promoción que les facilite el camino hacia la inclusión”.

ATENCIÓN A 14.233 FAMILIAS

De esta manera, durante 2021 las Cáritas parroquiales acompañaron a 14.233 familias, una atención de la que se beneficiaron de forma directa 42.669 personas y que necesitó la inversión de 5.044.515 euros, un 3,2% menos que el ejercicio anterior. Si bien la inversión de las Cáritas en atención primaria ha descendido ligeramente, las ayudas en alimentación (2.458.273 euros) y los gastos derivados de la vivienda (978.572 euros) continúan siendo las principales demandas.

Así, en el Programa de Empleo participaron 962 personas, de las cuales, 186 consiguieron un puesto de trabajo que les permitió volver a insertarse en el mercado laboral. Desde la atención a la grave exclusión, 487 personas fueron atendidas por nuestros proyectos de personas sin hogar a través de la atención en calle y el centro de atención integral ‘Amigo’; 248 mujeres participaron en 10 proyectos específicos; 342 personas en proyectos de infancia y adolescencia; 508 migrantes fueron atendidos a través del proyecto Nazaret y cuatro proyectos parroquiales, la mayoría de ellos precisaron acompañamiento en asesoría jurídica sobre nacionalidad y extranjería.

Además, en los proyectos de atención a personas mayores participaron 450 personas, el Centro de Educación Especial San Pelayo contó con 154 alumnos, y la empresa de economía social de Cáritas Diocesana, Bioalverde SL, facilitó la inserción laboral de 28 personas. Cáritas Diocesana de Sevilla presta también un servicio de información general, asesoramiento jurídico y orientación en materia de Seguridad Social, Vivienda de la que se beneficiaron en 2021, 741 personas.

Para desarrollar toda esta acción, Cáritas Diocesana de Sevilla invirtió el año pasado un total de 9.920.625 euros. Esta cifra es fruto de la inversión de los 6.052.680 euros de Cáritas Diocesana y los 3.867.945 euros invertidos por las Cáritas parroquiales.

AYUDA, PROMOCIÓN E INTEGRACIÓN

Desde la entidad de la Iglesia, se insiste en el de deseo de “seguir prestando una cuidada y personalizada atención” a las personas y familias privadas de los recursos más básicos; “además de dirigir nuestro trabajo a la promoción de las personas desde una dimensión transformadora actuando sobre los factores estructurales determinantes de la exclusión social, exigiendo soluciones innovadoras, viables y eficaces”.

“En un día como hoy, queremos recordar a nuestros gobernantes que estas exigencias vienen avaladas por la constatación de que la mayoría de las familias y personas que sufren condiciones de pobreza, privaciones o exclusión social se levantan cada mañana con la esperanza, iniciativa y esfuerzo necesarios para salir de su situación” y recorrer el “difícil camino que los separa de la integración”, en la búsqueda de trabajo, en el estudio, en la participación en programas formativos de servicios sociales públicos y privados, “demostrando así la falsedad del supuesto efecto desincentivador de las prestaciones sociales”.

En opinión de Cáritas, “los miles de personas y familias sevillanas que engrosan las filas de la exclusión social son incapaces de superar con recursos propios sus difíciles condiciones de vida generadas por un sistema socioeconómico caracterizado por la injusticia y la desigualdad. Necesitan ineludiblemente de políticas públicas dirigidas a la transformación estructural de tales condiciones y a la solidaridad efectiva de todo el conjunto social”.

Desde el organismo eclesiástico, se ha subrayado “la solidaridad de tantas personas que colaboran con nosotros”; sobre todo, a los 2.739 voluntarios “que trabajan día a día por ayudar a las personas que más lo necesitan, a los técnicos y colaboradores de la institución cuya vocación les hacer permanecer al lado de los más vulnerables y defender sus derechos, y cómo no a la solidaridad de los miles de socios y donantes”.