Verano

Guía básica para descubrir que Cádiz también es un paraíso para los amantes del nudismo

La provincia ofrece múltiples alternativas para practicar el naturismo, desde Punta Candor en Rota a las piscinas de Bolonia

Imagen de una playa nudista en Cádiz
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Julio acaba de llegar y, como todos los años, también llegan las altas temperaturas y la ocupación de las playas andaluzas, que de ocupación pasa a masificación cuando las temperaturas pasan de altas a altísimas. Bañarse en el mar es sin duda la opción más refrescante. Y si de refrescarse se trata, la alternativa más extrema es hacerlo sin ropa alguna. El nudismo está cada vez más de moda y la provincia de Cádiz, un paraíso ya por sí misma, ofrece más posibilidades cada año que pasa. Sin ir más lejos, las playas de la capital debutan en 2022 para los amantes de no ponerse nada por decisión de su alcalde, José María González ‘Kichi’. Pero hay mucho más a ambos lados de la Tacita de Plata, hasta la desembocadura del Guadalquivir en una dirección y hasta el Campo de Gibraltar en la otra.

En Rota, apartada del núcleo poblacional, cerca de los corrales y prologada por los clásicos pinares de esta zona atlántica, el kilómetro y medio de la playa de Punta Candor acoge desde hace años a los amantes del naturismo con su fina arena dorada y la tradicional calma de esta zona del Atlántico norte gaditano.

Cuando se acaba Rota, empieza El Puerto de Santa María. Y cuando está a punto de acabarse El Puerto para dar paso a Puerto Real, allí está la playa de Levante, que viene a ser la continuación de Valdelagrana camino de los astilleros. Es un entorno privilegiado, con el Parque Natural de los Toruños detrás y la mejor panorámica de Cádiz en el horizonte. Y cuanto más alejado está el visitante de Valdelagrana, y más cerca de la desembocadura del río San Pedro, más nudista es la playa. Como es lógico, al tener el parque a la espalda no es posible llegar en coche, pero dejarlo en las urbanizaciones de Valdelagrana o en el camino paralelo a la entrada del parque no es mala opción. El paseo hasta el mar es muy recomendable.

Y hablando de paraísos, la hasta hace unos años desconocida playa de San Fernando (desconocida para quien no viviese allí o no frecuentase esta parte de Cádiz): Camposoto. Tres kilómetros de paraíso natural e histórico, con la presencia de un par de baterías y búnkeres defensivos que, con la marea alta, emergen del mar cual restos de un naufragio. Es una playa familiar, muy mejorada en los últimos años con la suma de servicios y una renovación de su imagen, pero cuanto más se acerque uno a la Punta del Boquerón, un recodo espectacular con vistas al Castillo y la playa (chiclanera) de Sancti Petri, más fácil será ver a naturistas.

Un poco más al sur, recién salidos del término de Chiclana de la Frontera, empieza el de Conil. Y la puerta no puede ser más bella. Las calas de Conil, una vez pasada la playa de la lujosa urbanización de Roche, son un clásico del nudismo en Cádiz desde hace muchos años, por más que estos pequeños trozos del paraíso reúnan a cada vez más visitantes por la fama que han adquirido. Se dividen en dos zonas: entre los chalets y el Faro de Roche, las también conocidas como Calas de Poniente (Encendida, Aspero, Pato, Tío Juan Medina, Faro y Frailecillo); y más allá del puerto pesquero y náutico, las Calas de Levante (Camacho, Sudario, Pitones, Melchor y, la más popular, Aceite). El naturismo es muy habitual en las de Poniente y en las de Camacho y Melchor.

También en Conil, pero ya sobrepasado su bellísimo casco urbano y camino de El Palmar, se encuentra la playa de Castilnovo. Otro par de kilómetros de la mejor arena jamás vista, con un paisaje casi virgen a la espalda y una esbelta torre de vigilancia que suele reunir a un sinfín de aves y, también, a quienes practican el nudismo. Si no sopla el levante, el enésimo paraíso en la Tierra, con el incomparable marco blanco de Conil al fondo y el faro de Roche mucho más allá. No hay atardecer que supere al de esta parte de Andalucía.

Tampoco es fácil competir con ese triángulo mágico compuesto por Zahora, el Faro de Trafalgar y Caños de Meca. Lástima que su inevitable éxito turístico amenace con llevarse por delante la otrora clásica calma de esta parte de Barbate, pero eso también significa que cada vez hay más practicantes del nudismo en esta esquina del mundo donde el almirante Nelson pudo con los españoles y los franceses. En Zahora, la zona naturista por excelencia está en la playa de la Mangueta, entre el poblado y El Palmar. En el caso de Caños de Meca, la mejor zona es al sur, en la playa de los Castillejos, perdida entre los pinares que dan paso a una de las rutas más impresionantes de la región, la que lleva a la Torre del Tajo.

El Faro de Camarinal, una pequeña y rechoncha torreta desde la que se divisa la playa de los Alemanes a la derecha y África allá a la izquierda, vigila la siguiente referencia nudista: la playa del Cañuelo. Aquí sí que es imposible siquiera acercarse en coche. De hecho, para llegar hay que acercarse al faro y bajar por un sendero que parte desde allí mismo hasta alcanzar un antiguo arenal militar.

Detrás de esa playa empieza (o acaba, según se mire) el pinar que conduce a la duna y la playa de Bolonia, otra maravilla de la naturaleza donde cada vez con más frecuencia se practica el nudismo. Se hace al pie de la duna, por ejemplo, y sobre todo, desde hace años, en las llamadas piscinas de Bolonia, en la punta más alejada de la duna, donde el mar y el salteado de rocas forman pequeños baños de agua salada en un entorno casi virgen. Ideal para concluir este recorrido por el Cádiz nudista.