Andalucía multiplica por 10 el control de epidemias

La epidemia de Covid ha supuesto un gran impacto en los sistemas de vigilancia epidemiológica. A partir de la declaración del Estado de Emergencia, además de su trabajo de base, la Red de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía tuvo que que hacer un esfuerzo extra para la detección de los casos de coronavirus. Para hacerse una idea, solo en el año 2021 identificaron 7.900 brotes de Covid en la comunidad andaluza y notificaron 727.112 casos.

El trabajo de vigilancia, detección, notificación e intervención del Covid tuvo su impacto directo en la detección del resto de alertas epidemiológicas. Respecto a 2020, en 2021 se ha producido un aumento en la declaración de las demás situaciones de alerta no Covid definidas como tal por el Sistema de Alertas Epidemiológicas, habiéndose pasado de un total de 1.589 en el año 2020 a 1.711 en 2021, lo que representa un 7,68% más que el año anterior.

Este aumento se constata en las alertas por brote o clúster. Mientras que en 2020 se registraron 302 alertas de este tipo, en 2021 se registraron 365 alertas debidas a brote o clúster no Covid, lo que supone un aumento en el recuento anual de casi el 21%. En 2021, el reporte anual de alertas por brote o clúster sigue siendo inferior al de años previos a la pandemia, aunque pudiera sugerir un retorno a las tendencias anteriores a la crisis por la Covid.

El resto de las alertas (un total de 1.313) fueron causadas por casos de Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO) urgente, lo que supone un un 4% más que en el año 2020.

Las más frecuentes fueron aquellas ocasionadas por legionelosis (242 casos), tuberculosis (230 casos) y por enfermedad neumocócica invasora (220). El número de casos de listeriosis declarados en 2021 es similar al de años previos a la crisis de 2019. Los casos de fiebre del Nilo Occidental ocurridos en 2021 también vuelven a cifras más modestas, tras el aumento de casos en el verano del año 2020.

Recomendaciones

El Informe de Alertas Epidemiológicas 2021 recoge también una serie de recomendaciones, como la mejora en la implementación de las fichas de la Red de Alerta, la actualización de los protocolos de vigilancia; la mejora de la coordinación y comunicación entre dispositivos de intervención ante una alerta; el fomento de la comunicación de riesgos y brotes; y la realización de actividades de formación y coordinación del sistema desde el nivel central, provincial y local mediante reuniones, talleres o videoconferencias de las redes de vigilancia, generales o específicas de tipos de alerta, con especial hincapié en el personal que realiza guardias, incluyendo a los responsables de la Empresa Pública de las Emergencias Sanitarias (EPES).